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La presidenta del Govern, Marga Prohens, anunció ayer que ultima un proyecto piloto para calcular, mediante herramientas tecnológicas, la carga concreta que soportan determinadas zonas turísticas de las Islas. Prohens admitió que, de la misma manera que ocurre en los principales destinos turísticos, en Balears también hay «determinados puntos muy emblemáticos» que se ven afectados por el turismo masivo, lo que atribuyó al «efecto llamada de determinadas redes sociales». El resultado es una «innegable congestión en los meses punta» en temporada alta.

Con este plan piloto se pretenden obtener números objetivos en lugar de sensaciones o percepciones subjetivas. Datos ciertos que puedan ser contrastados y analizados. Somos una región insular, donde los recursos y las capacidades están sometidas a limitaciones. Cada isla, en función del territorio, sus infraestructuras, equipamientos y servicios, tiene unas determinadas posibilidades. No cabe generalizar, sino diferenciar cada territorio insular.

Balears ya renunció, hace tiempo, a seguir creciendo de manera indefinida. Pero cuando se avecina una nueva temporada de récords y se acentúa la sensación de agobio y saturación en playas, carreteras, terrazas, bares y restaurantes, resurge la controversia sobre el modelo turístico. Una debate que dirige su mirada hacia el decrecimiento.