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Las turbulencias por la crisis que ha dinamitado Vox en Balears incrementaron ayer la incertidumbre sobre las instituciones de las Islas. En un escenario de reproches, descalificaciones y amenazas, cuya salida no se vislumbra, la presidenta del partido de Abascal en el archipiélago, Patricia de las Heras, incrementó la presión sobre el PP al advertir que «habrá consecuencias» si pacta con los cinco diputados rebeldes, expulsados de la formación tras dado de baja del grupo parlamentario al aún presidente de la Cámara, Gabriel Le Senne, y a la misma de las Heras.

La dirección de Vox exige a la presidenta Marga Prohens que se desvincule de estos cinco diputados, a los que califica de «traidores», que no se apoye en ellos para gobernar y que mantenga a Le Senne en la presidencia del Parlament. Esta endiablada situación, que se complica cada vez más para un PP que cuenta con 25 de los 59 diputados autonómicos, atrapa y sitúa a Prohens en un escenario comprometido porque siempre le faltará un diputado. Pero si se alía con los tránsfugas, este problema afectará al Govern y se trasladará a otras instituciones, con imprevisibles efectos colaterales en la política española. Marga Prohens y Núñez Feijóo han de actuar con tanta prudencia como cintura política para hallar las respuestas acertadas a esta ‘crisis balear' que nadie sabe cuándo y cómo terminará.