La apertura del año judicial reflejó el eterno problema de la Justicia en España, agravado en Balears: la falta de medios. El presidente del Tribunal Superior de las Islas, Carlos Gómez, recurrió al relato del juez que plantó cara al rey de Prusia. «Hay jueces en Berlín» y también los hay en Balears. El problema surge cuando responden con tal lentitud a los ciudadanos que estos se ven decepcionados, frustrados e incapaces de ejercer sus derechos.
A los problemas nacionales, Balears suma otros que derivan de la insularidad y, sobre todo, de la falta de funcionarios y sedes judiciales adecuadas, como se arrastra desde hace años en Ciutadella. El próximo Gobierno de España ha de aprobar un plus de insularidad para los funcionarios del Estado en Balears: policías, guardias civiles, personal de Prisiones y de la Administración de Justicia que huyen en cuanto pueden de las Islas y perjudican el funcionamiento de estos servicios.
A la falta de funcionarios se suman una serie de puntos negros en la Justicia. Ahora mismo, el principal son los juzgados de lo Contencioso, donde los que los ciudadanos pueden discutir las decisiones de las administraciones. Tres años de espera para celebrar un juicio suponen una anomalía escandalosa. En las Islas, según el Tribunal Superior serían necesarios 27 jueces más. Las soluciones no se pueden demorar.