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El balance final de este 2022 que hoy despedimos deja luces y sombras. Hemos dejado atrás la pandemia de la covid, a pesar de las incertidumbres que genera el rebrote en China, y, al mismo tiempo, vivimos el estallido bélico provocado por la invasión rusa de Ucrania. Un conflicto que ha desencadenado una crisis energética con graves consecuencias económicas y dificultades para el 2023 que ahora empezará.

La guerra en Ucrania ha desencadenado una espiral inflacionista en Europa, con severo impacto para la economía de España. La escalada de precios castiga las economías familiares al encarecer la cesta de la compra. El Gobierno se ha visto en la obligación de adoptar medidas excepcionales para paliar las subidas de la alimentación, el gas y la electricidad. El escenario económico es sombrío, con una coyuntura adversa que conduce a decisiones severas como el aumento de los tipos de interés.

Balears cierra 2022 con buenos resultados económicos, hasta el punto de rozar el pleno empleo gracias a una temporada turística excepcional, si bien con un aumento de costes. Esta situación privilegiada, como advierte la presidenta Armengol en su mensaje de fin de año obliga a sentar las bases del futuro para las Islas con prioridades que pasan por la mejora de los servicios público y actuar con eficacia contra el cambio climático.