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La World Travel Market de Londres ha sido, en esta edición, un evento con marcado contenido político, más de consumo interno que de barómetro para la temporada turística de 2023. La feria de este año ha provocado una controversia entre los socios del Govern Armengol a cuenta de la promoción turística, que enfrenta a Més per Mallorca y Unidas Podemos con el PSOE y la presidenta Francina Armengol, además de abrir una brecha con el sector hotelero.

El partido morado y con más ahínco la formación nacionalista mallorquina han querido evidenciar la contradicción de la promoción del Govern en la WTM cuando en Balears se anuncia un nuevo modelo turístico y la reducción de las cifras de visitantes. La tensión amenaza la unidad en el Govern en la fase terminal de la legislatura, pero también pone de manifiesto la incoherencia de formaciones que han aprobado la participación en ferias turísticas como la de Londres.

Las elecciones del próximo mes de mayo marcan la gesticulación política en la World Travel Market, cuando los partidos se han posicionado respecto al turismo de Balears, que mantiene dudas sobre el 2023. Esta falta de unidad de criterio institucional en Balears, mientras se sigue debatiendo el modelo turístico, genera escepticismo y abre dudas entre los gestores de los países emisores. Y esto no es bueno.