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La fiscalidad que grava las operaciones inmobiliarias para la compra de casa de lujo en Balears, por encima del millón de euros, es el más alto de toda España: un 11,5 por ciento. Este hecho sitúa al Govern en las antípodas de la Comunidad de Madrid, cuyo gravamen es fijo –un 6 por ciento–, con independencia del importe de la operación. Desde la Conselleria de Hacienda advierten que no figura entre sus planes una modificación a la baja de estos tributos. No tiene sentido crear paraísos fiscales dentro del Estado para atraer determinadas inversiones, y menos cuando éstos benefician a colectivos como el de quienes quieren hacerse con una casa millonaria. Este segmento de contribuyentes, y lo que ocurre en Balears es una buena prueba de ello, no se mueve en base a estos parámetros; porque si le interesa, paga, y el alto tipo que aplica el Govern no tiene ningún efecto disuasorio. Es razonable que se trate de favorecer a los contribuyentes con rentas más modestas cuando compran una vivienda, la rebaja en este sentido está más que justificada. La misión de los gestores de la hacienda pública –local, autonómica o estatal– es crear un marco tributario justo, en el que se cumpla el principio de que paguen más quienes más tienen sin generar un clima que desincentive el gasto y la inversión; un equilibrio tan complejo como necesario.