La desaparición de casi 4.000 empresas en Balears evidencia la dureza y profundidad de la crisis originada por la pandemia. La preocupación de empresarios y trabajadores se ve acentuada por las incertidumbres respecto al futuro. El impacto negativo es transversal, el agotamiento afecta tanto a grandes como pequeños y la reclamación de soluciones inmediatas no deja de crecer.
No habíamos sufrido una situación similar, con una caída tan severa y veloz en la economía de las Islas, el precedente más próximo se remonta a la Guerra Civil. Pero, además de una campaña de vacunación que sitúa a Balears a la cola de la inmunización en España, se retrasan las medidas para que sobrevivan las empresas del archipiélago y se desconoce cuándo llegarán las fondos New Generation de la Unión Europea.
La prioridad es afrontar la emergencia sanitaria con una vacunación eficaz, que constituye una necesidad para que Balears vuelva a ser un destino turístico seguro. Pero se incumplen todos los calendarios de inmunización, lo que impide levantar las restricciones. Necesitamos más sintonía entre el Gobierno central y el Govern para obtener recursos y respuestas.