En 2014 se registró una inflexión clave en la evolución de la demografía menorquina: por primera vez el número de personas mayores superó a la población infantil. Esta tendencia se ha ido consolidando y la distancia se ha acentuado. En una década Menorca ha perdido mil niños y, al mismo tiempo, ha ganado 4.200 personas mayores.
El resultado de estos cambios lo hallamos en que, en la actualidad, Menorca es la isla del archipiélago balear que presenta una población más envejecida, con 3.276 personas mayores de 65 años más que menores de quince. Además, 16.946 menorquines se hallan en edad de jubilación, lo que representa un tercio más que hace diez años.
Un escenario preocupante, marcado por la falta de relevo generacional, la tasa de natalidad estancada y una población cada vez más envejecida. El aumento demográfico no es fruto del crecimiento vegetativo, con saldos negativos, sino por la inmigración, que aporta gran parte de la mano de obra a una economía lastrada por la estacionalidad de la temporada turística. Es preciso reflexionar sobre estos datos para determinar la relación entre el modelo económico de Menorca y la evolución de la demografía de la Isla.