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El 80 por ciento de la planta hotelera de Menorca renuncia a abrir en la Semana Santa, que este año se celebra en la tercera semana de abril, y aplaza a mayo el arranque de la temporada turística. Pero no todos los establecimientos de la Isla iniciarán su actividad el 1 de mayo, sino que lo harán de forma escalonada, a medida que aumente el tráfico aéreo y mejore la conectividad. La oferta de plazas sigue siendo escasa y la mayoría de empresarios ha optado por no correr más riesgos.

Al mismo tiempo persiste la incertidumbre ante unas reservas que no se animan, a pesar de los descuentos que están ofreciendo los touroperadores para incrementar las ventas, tanto en Gran Bretaña como en Alemania. Las dudas sobre la salida final del ‘Brexit' y las ofertas que están ofreciendo los países competidores transmiten una sensación de preocupación ante un mayo que no registrará buenos niveles de ocupación. Todo ello significa que el inicio de la temporada -de la que depende en gran medida el con-junto de la economía menorquina- se vuelve a retrasar.

La acusada estacionalidad sigue pesando como una losa sobre Menorca y es la gran asignatura a afrontar y solucionar.