La caída, en un 20 por ciento, de las reservas para la temporada de este año, según advirtieron ayer las asociaciones empresariales hoteleras de Balears, es un dato muy preocupante, que debe ser atendido. El incierto final del brexit y la bajada de precios en los destinos competidores están haciendo mella en los principales mercados emisores -Gran Bretaña, Alemania y países nórdicos- que marchan a otros enclaves.
Asistimos a un cambio de ciclo que abre una coyuntura adversa para Balears. Es preciso que el Govern aplique medidas, dado que en sus manos están buena parte de las herramientas para evitar que la crisis anunciada en el principal motor económico de las Islas acabe provocando durante el 2019 severos impactos sobre el conjunto de la sociedad.
Las peticiones empresariales se sustancias en la retirada del Impuesto de Turismo Sostenible, que el año pasado se duplicó; adaptar la normativa para continuar la modernización de la planta hotelera; y un control eficaz del alquiler turístico ilegal.
Balears no puede perder competitividad turística. Para ello debe lograr una colaboración público-privada, dar seguridad jurídica, erradicar el intrusismo y recuperar atractivo como destino. El Govern tiene la palabra.