En dos años ha aumentado un 30 por ciento el alquiler turístico en Balears. Durante el 2017 arrendaron vivienda en las islas 2,4 millones de visitantes, cifra espectacular que refleja la gran transformación del mercado por la irrupción de internet. La red ha propiciado un vuelco irreversible en la manera de contratar el alojamiento en cualquier lugar del mundo, con especial interés en los destinos turísticos como son estas Islas.
La regulación del alquiler vacacional no es fácil por los impactos que ocasiona sobre los precios y las triquiñuelas que se practican. La zonificación constituye un paso pero traerá otros inconvenientes al aumentar la presión sobre inquilinos antiguos o pequeños propietarios donde el nuevo negocio esté autorizado. También surgen picarescas para eludir el control de las administraciones, ya desbordadas por el volumen que ha adquirido el alquiler turístico. Es preciso adoptar medidas para ordenarlo con criterios claros y realistas. El gobierno del Consell insular debe pronunciarse y definirse ante las distintas propuestas de los alcaldes, PIME, el PP, Podemos y el PI, teniendo en cuenta la regulación de la Ley de Arrendamientos Urbanos para los alquileres.