Con el Domingo de Ramos empezaron ayer los oficios y celebraciones de la Semana Santa. Más allá de los días de vacaciones, es un tiempo para la reflexión y la expresión de la religiosidad popular de los menorquines en torno a la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Las cofradías han registrado en Menorca un gran crecimiento durante estos últimos con la movilización de cientos de personas que, espontáneamente, participan en las procesiones, como los Vía Crucis celebrados ayer tarde, y en otros actos litúrgicos, entre los que sobresalen la Misa Crismal, el Miércoles Santo; la Cena del Señor, el Jueves Santo; la Pasión y Muerte de Jesús, el Viernes Santo; y la Vigilia Pascual, el sábado.
El obispo Francesc Conesa pidió, en la homilía pronunciada ayer en la Catedral, que nos involucremos en la Semana Santa, porque no podemos asistir a la Pasión de Jesucristo como meros 'espectadores' que contemplan unos hechos con frialdad, desde fuera.
La diócesis de Menorca, a través de un amplio programa de actos, transmite durante la Semana Santa el sentido y la vigencia de los mensajes de una Iglesia evangélica, abierta y al servicio de los menorquines.