Dos instituciones -el Govern de la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento de Palma- se hallan inmersas en sendas crisis provocadas por Més per Mallorca. El vicepresidente Biel Barceló y el teniente de alcalde Antoni Noguera han provocado la desestabilización de sus respectivos gobiernos. El primero por la adjudicación de dos contratos menores a la empresa vinculada al que fue su jefe de campaña electoral; y el segundo, por su oposición al alquiler turístico en toda la ciudad.
Ambos han creado tensiones y discrepancias que ponen a prueba la solidez del Pacte y evidencian serios problemas de coordinación interna. Barceló debe explicar los encargos desde su departamento, así como desde las conselleries de Cultura -que dirige Ruth Mateu, cuota de Més per Menorca- y de Medio Ambiente, a Jaume Garau, que organizó la campaña de Més. Más allá de la legalidad, el vicepresidente del Govern no puede obviar el reproche político por estas adjudicaciones a dedo, una actuación que criticaba cuando estaba en la oposición, de sus adversarios políticos. Biel Barceló tampoco puede demorar más la regulación del alquiler turístico, aún en fase de anteproyecto.