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El impulso por parte de una sociedad inversora local de una red de casas señoriales con uso turístico y el proyecto para construir un pequeño hotel de interior junto al Pont de Sant Roc son buenas noticias desde varias vertientes.

Por un lado, se avanza en la búsqueda de un modelo turístico diferente, de calidad, que permita ofrecer alternativas reales al mercado estival de 'sol y playa'. El perfil de cliente de estos establecimientos es de perfil alto, con un potencial de gasto superior. También es un tipo de planta hotelera más acorde con el camino hacia la desestacionalización, ideada para escapadas de fin de semana, puentes o un turismo ajeno al perfil más familiar.

Por otro, se fomenta la inversión. Las reformas suponen actividad para el sector de la construcción, en un tiempo en el que los edificios de nueva planta son una rareza.

Por último, la recuperación de casas señoriales redunda en beneficio de la estética de una ciudad como Maó, en la que no son pocos los edificios particulares con encanto que han sido víctimas del descuido y el abandono, dando una imagen que no es la óptima para recibir, precisamente, a estos turistas.