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No es un objetivo fácil conseguir que unas cuevas naturales de extraordinaria belleza se conviertan en un espacio visitable para los turistas. Sin embargo, la incapacidad en la gestión por parte del anterior equipo de gobierno de Ciutadella está provocando más demoras de las necesarias y sobre todo, una decepción para los ciudadanos que se habían ilusionado con un importante proyecto cultural y turístico. La zona de Cala Blanca necesita incluir en su ámbito productos que la revaloricen.

La presidenta del Consell, Maite Salord, no quiere poner fecha para la apertura de las cuevas. De momento, es necesario encargar un informe geológico que no estará concluido hasta finales de 2017. Su prudencia está más que justificada. Lo que importa ahora es que los pasos se den con claridad y en la dirección correcta, que alguien se responsabilice de la gestión y que tenga claro el proceso, pera no volver otra vez al inicio. Mientras los técnicos hacen su trabajo, conviene que los políticos concreten la financiación.

Las cuevas de Cala Blanca corren el riesgo de convertirse en otro de los proyectos que se eternizan y que nunca se hacen realidad.