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Las sesiones constitutivas del Congreso y el Senado, punto de partida de la nueva legislatura, visualizaron el grado de diversidad política de ambas cámaras. Los gestos y las fórmulas utilizadas para la toma de posesión de diputados y senadores marcaron el inicio de un periodo marcado por la incertidumbre por los nuevos códigos y condiciones.

Porque las elecciones del 20 de diciembre, además de dejar atrás el bipartidismo, han incorporado a nuevos partidos como actores relevantes de la escena política y han dado voz a otras sensibilidades. La gran incógnita de esta legislatura es su duración. La formación de un nuevo Gobierno con una mayoría parlamentaria estable que le apoye resulta prácticamente imposible.

La elección de Patxi López y el rechazo a las pretensiones de Podemos para contar con cuatro grupos parlamentarios ya han provocado las primeras fricciones entre el PSOE y quien debería ser un aliado imprescindible. Rajoy debe mover ficha porque las dos opciones que se barajan consisten en un hipotético Gobierno en minoría o bien otra convocatoria electoral. Ha llegado el momento de recuperar el espíritu de consenso de la Transición.