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A solo cincuenta días de las elecciones generales, cuando todas las encuestas vaticinan un cambio sustancial del mapa político español con el final del bipartidismo por la irrupción de otros actores, Rajoy se entrevista con los líderes de la oposición, incluidos los emergentes Albert Rivera y Pablo Iglesias.

El ya famoso «visca la república catalana» pronunciado por la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha movilizado a Rajoy, durante cuatro años prisionero de la mayoría absoluta de escaños conseguida en 2011. El presidente del Gobierno tenía que haber calibrado la embestida catalana en lugar de actuar con displicencia y estrategia gallega, que no le ha funcionado. Haberse reunido antes con la oposición. Rajoy y el Partido Popular han de escuchar las propuestas de Sánchez y Rivera de modificación de la Constitución para salvar la unidad de España. Un texto constitucional sensible a las demandas de mayor capacidad de recaudación fiscal -no solo en Catalunya, sino también en Balears- calmaría muchas pasiones y aportaría argumentos sólidos a favor de la convivencia.

El tiempo apremia y los problemas políticos reclaman soluciones políticas.