El resultado del referéndum de Escocia, con un claro apoyo a la continuidad en el Reino Unido, fue recibido con alivio en la mayor parte de la Unión Europea. El triunfo de la opción independentista habría generado numerosas incertidumbres, dentro y fuera de Gran Bretaña, y habría multiplicado su impacto al propiciar procesos similares en otros países.
Lo más llamativo en Escocia ha sido la masiva participación y el respeto a las reglas de juego democrático por los gobiernos de Londres y Edimburgo, que han dado voz y voto a los ciudadanos para pronunciarse.
El premier británico, David Cameron, abrirá ahora un proceso que otorgará mayor capacidad de decisión a Escocia, con una mejor fiscalidad que le permitirá incrementar recursos. La lección de libertad y democracia que han dado Escocia e Inglaterra se salda con mayores cotas de autogobierno para los escoceses y al resto de países del Reino Unido.
24 horas después, el Parlament de Catalunya aprueba la ley para convocar una consulta soberanista que no se llegará a celebrar. Es el momento de la negociación para otro modelo de financiación y el acuerdo político entre España y Cataluña.