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El largo tiempo trancurrido en un ambiente de conflicto ha afectado a la convivencia en numerosos centros docentes. Posiciones de crítica o de defensa de los planteamientos del Govern, apoyo o no a las huelgas, han afectado a la relación entre los profesionales de la docencia. Además de respetar la discrepancia hay que hacer un esfuero para que las actitudes ante la polémica no provoquen otras consecuencias negativas.

El Govern tiene responsabilidad: ¿Por qué ha mantenido tantos meses una suspensión a tres directores de instituto, a los que va a imponer sanciones mínimas porque pequeña fue la falta, sin considerar cómo ha afectado este asunto al clima docente?.

La mayoría de los educadores se esfuerzan por mantener el mismo nivel pedagógico que antes del conflicto, pero no está de más pedir un ejercicio de responsabilidad, no solo para que los alumnos no se resientan más de este periodo de desconcierto, sino para que las relaciones entre ellos mismos no se sigan deteriorando.

La polémica con el Govern se mantendrá el tiempo que consideren sus protagonistas. Sin embargo es hora ya de reconstruir la normalidad en los centros y entre los docentes.