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O quizá menos es el tiempo que evitó un gravísimo accidente el pasado domingo 30 de junio a las nueve del anochecer. Había yo abandonado la plaza del Príncep y apenas había caminado 5 metros por la calle Anuncivay cuando entró en ella un vehículo tipo Jeep reforzado que circulaba a gran velocidad  y que hizo caso omiso a las señales de STOP tanto vertical como horizontal que obran al final de la calle. En el mismo instante un coche rojo-granate que estaba casi entrando en el cruce en el que gozaba de preferencia hizo sonar el claxon al tiempo que se llevaba el susto de su vida. El temerario conductor del Jeep siguió sin pestañear. Ignoro si el conductor del turismo con preferencia tomó la matrícula del Jeep. Si lo hizo me ofrezco como testigo de un hecho que milagrosamente no acabó en tragedia.

Circulando hoy por Anuncivay me he percatado que el último árbol  cercano al cruce oculta  bastante la señal vertical de STOP. Pienso que no es labor del conductor ir buscando posibles señales semiocultas, sino que debe visualizarlas con mucha antelación para saber a qué atenerse. Por ello sugiero  la colocación de otro STOP vertical frente al actual ya que no cumple su función como debería. Otra solución es que eliminen el árbol.