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Como cada año, desde que en un lejano día decidimos convertir a Ciutadella y a su casco antiguo en el lugar donde poder disfrutar una buena parte del año de nuestra jubilación y las vacaciones de nuestros hijos y nietos, a primeros de julio llegamos a nuestra casa de Sant Pere.

Hemos intentado olvidar todos los malos tragos pasados en años anteriores, los escritos presentados ante el Ayuntamiento, las llamadas a la Policía local, las denuncias presentadas ante el Juzgado, las cartas remitidas a la prensa, las reuniones con las autoridades y la Asociación de vecinos.

Frente a nuestra casa siguen abiertos los bares y por tanto siguen ocupando la calle con las mesas y las sillas, sigue la música, siguen los ruidos, sigue la suciedad, siguen las charlas nocturnas tomando copas frente a nuestras puerta y ventana, como si fuera la antesala del bar y siguen los olores y los humos, en definitiva siguen sin cumplirse las ordenanzas municipales y por tanto para nosotros siguen los malos tragos: seguimos sin poder abrir ventanas, sin poder dormir por las noches, sin poder mantener limpia la fachada y nuesta calle, seguimos manteniendo reuniones con el Ayuntamiento y seguimos son poder «vivir» en nuestra vivienda.

Este sufrimiento nos lleva a la redacción de la presente carta abierta, que deseamos dirigir a las autoridades y a toda la población de Ciutadella, y lo hacemos con el deseo de que se reaccione y que a instancias de los ciudadanos, se tomen por parte de las autoridades municipales todas las medidas oportunas, no solamente en cuanto al cumplimiento de la normativa vigente, sino en cuanto a la aprobación de nuevas medidas que regulen la ocupación y uso de las calles afectadas, medidas que permitan que las familias puedan vivir en las viviendas del casco antiguo de Ciutadella, familias que no debemos olvidar, hemos contribuido y continuamos contribuyendo a su mantenimiento y restauración.