Me gustaría responder a la pregunta que, con gran tino, se plantea hoy (domingo 3 de febrero) el redactor de la sección de este diario "Sorprende y no sorprende" ¿Para qué sirve realmente la Cámara Alta?
Mi intuición es que sirve para: a) colocar a personas fieles a sus partidos, pero excedentes de cupo en otras ubicaciones ya copadas por gentes más fotogénicas según el gusto de los encargados de las designaciones; b) para incrementar jugosamente el déficit público (sueldos, coches oficiales, instalaciones, dietas, viajes y demás prebendas); y c) para dilatar un poco en el tiempo la emoción de ver publicadas en el BOE algunas de las leyes que el habitual rodillo o en su defecto oportunistas matrimonios de conveniencia en la Cámara Alta tienen a bien proporcionar a los pringados ciudadanos para que vayamos perdiendo poco a poco nuestro patrimonio, nuestras esperanzas y nuestra dignidad.
Nacho Martín Rejas
Mahón
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