Ameno ejercicio de arqueología culinaria

«Diría -por no andarme con rodeos, pero sin ánimo de exagerar- que en cada chuleta de cordero y en cada plato de pasta hay más historia que en el Coliseo o en cualquier otro monumento histórico», afirma Viestad en las primeras páginas de su suculenta cena italiana en «La Carbonara».

El pan, el aceite, la sal, la pimienta, el vino, la carne, el fuego y los limones son los ingredientes básicos con los que cocina sus evocadoras historias y aventura algunas conexiones esclarecedoras sobre los alimentos y la historia de la humanidad.

Su exploración llega hasta los orígenes del Homo sapiens y a la transición del paleolítico al neolítico. Así citando a Mark Forsyth, autor de Una borrachera cósmica, propone que la posible razón por la que la humanidad decidió convertirse en sedentaria y cultivar cereales «fue que porque queríamos emborracharnos».

Pero su recorrido va más allá y cuando se toma una copa en su cena romana evoca por el relato bíblico sobre Noé y el abuso del vino o expone la relación que ligó a la mafia con la exportación de limones sicilianos a mediados del siglo XIX, mientras saborea un rico sorbete cítrico.

Si los arqueólogos se valen de artefactos sólidos para recrear el pasado, en este libro, son el trigo, el antipasto o el cordero los alimentos que hablan de lo acontecido siglos atrás y que han marcado el destino del hombre.

Para acabar su entretenido paseo por las recetas de cocina italiana más populares y las comidas más tradicionales, Viestad nos regala una receta romana de pasta a la carbonara y sugiere cuál puede ser el origen de este plato tan popular. Una buena manera de terminar de zampar un festín lleno de curiosidades y anécdotas.

Una cena en Roma. La historia del mundo en un menú

Andreas Viestad

Traducción de Virginia Maza

Editorial Siruela

204 páginas