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Uno de estos días paseando por Mahón, aprovechando un lindo día, ya que últimamente hemos tenido un temporal de viento y lluvia, haciendo honor al refrán castellano: Febrero el revoltoso no pasó de veintiocho; si treinta tuviera, nadie con él pudiera, una persona me aborda amablemente, con él siempre nos hemos saludado cortésmente, pero nunca hemos conversado a pesar de ser mahoneses, de la misma edad, ex bancarios los dos (por suerte de la época que no teníamos que comercializar la venta de participaciones preferentes, tan en boga últimamente).

En mi caso profesional, de lo que me arrepiento es haber participado activamente en la venta de acciones de Banca Catalana; a algún cliente se las teníamos que colocar con calzador; las instrucciones de la cúpula del banco eran claras y contundentes, poniendo como ejemplo que "La Caixa", en el año 1979, adquirió un 7 por ciento de Banca Catalana, o sea, la caja más importante del sistema financiero había invertido en el capital social del banco de Pujol, ¿quién se podía resistir a comprar estas acciones? El final fue nefasto, una acción de 5.000 pesetas se convirtió en 5 pesetas…Para dar explicaciones nos tuvimos que poner más de una vez el traje de torero, para lidiar con algún Miura, perdón, cliente.

Ll. me comenta que es un seguidor habitual de mis escritos mochileros, que suelen ser efectivos y me invita a una excursión a Tasmania, ya que está falto de aglomerado asfáltico. Vatuadell cent llamps, a bote pronto me acordé del estado de Australia, pero no, se refería a la calle donde él vive, en la urbanización de Malbuger. Punto de encuentro en una cafetería de la plaza de la Biosfera, después de tomar café nos dirigimos hacia es carrer Tasmania, comentando que está harto de denunciar en Dalt la Sala, que hay un socavón en la calzada que se ha convertido en perenne, lo único que hacen de vez en cuando es poner gravilla, con asfalto, cosa poco efectiva, aguanta una temporada el parche, pero al final resurge el jodido clot…Señores de Dalt la Sala, esta calle necesita un asfalto general, ya que el clot, va in crescendo familiarmente con más petits clots, siendo ya familia numerosa.

Pasando por la plaza de la Biosfera, nos encontramos una acera del Consell Insular ocupada por coches aparcados encima, cosa que dificulta el paso a los peatones y no digamos para los usuarios de sillas de discapacitados o cochecitos de bebes. Como se trata de una situación recurrente, sería necesaria una acción contundente por parte de la Policía Municipal; rascando los bolsillos de los infractores con denuncias por aparcamiento indebido, se lograría que se aparcara en las calles de los alrededores.

Mi felicitación a los de Dalt la Sala, por haber erradicado unas raíces de los árboles, que habían erosionado el asfalto de la acera de la calle de Laponia; llevaban mucho tiempo, dificultando el caminar sin tropezar, provocando alguna caída. Como dice el refrán, es de bien nacido ser agradecido.