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Joana Maria Camps y Alberto Ruiz-Gallardón fueron ayer dos de los protagonistas de la jornada, al menos a nivel informativo. Ambos tienen cosas en común, son del PP, pero también demostraron diferentes formas de actuar. Como la mayoría de veces mis análisis son inusitados, creo que lo ocurrido con uno y otro pusieron a prueba la teoría de la dilatación del tiempo formulada por Albert Einstein. Intentaré explicar esta especie de delirio del primer día de otoño.

Ruiz-Gallardón presentó su dimisión después de que el Gobierno decidiese retirar su reforma de la Ley de Aborto por la falta de consenso. Por su parte, la consellera de Educación se mantiene firme en su postura a pesar de que el Tribunal Superior de Justicia de Balears declarara nulo el Decreto del Govern por el que se regula el TIL.

¿Y Einstein qué pinta en todo este lío político? Justo un día antes de los terremotos en Madrid y Balears, se verificaba que el genial físico alemán tenía razón: El tiempo va más lento en un reloj en movimiento. El ejemplo típico es que un astronauta que viaja en un cohete a toda velocidad envejecería más lentamente que sus semejantes en la Tierra.

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Volvamos a la actualidad. Parece como si Gallardón y Camps se hayan empeñado en desmontar el razonamiento anterior.

El ministro de Justicia, que casi siempre ha ido por libre en su partido, funcionaba a toda máquina para aprobar su proyecto. Al final ha descarrilado y ha envejecido políticamente.

Mientras, la cara visible del TIL y escudo de Bauzá permanece inmóvil - fiel a las directrices de su partido - a pesar de que le caen chuzos de punta. De momento, envejece como política mucho menos que su compañero madrileño.

En un país en el que hasta Orenga y Moyá han dimitido, Camps sigue y sigue hasta que al president le convenga.