Ver, comentar, criticar... el desarrollo de unas obras tiene algo de fascinante y de entretenimiento. En el imaginario popular está la estampa de unos jubilados observando el ir y venir de los operarios, pero quien más, quien menos suele hacer un alto en su camino para ver los trabajos que se hacen en una calle o un edificio. Y claro, como para gustos hay colores cada uno opina, mientras los profesionales van a lo suyo.
El pasatiempo puede ser un simple arreglo de una acera, pero lo que mola son las grandes obras públicas. Ahí todo el mundo quiere meter la cuchara y remover el caldo. Vamos, que es una especie de deporte nacional, que sirve de desahogo y también como generador de polémicas. Centenares de personas, por decir una cifra, siguieron en directo y con interés la construcción del dique de Son Blanc o de la variante de Ferreries, por citar dos ejemplos.
Pero ahora tenemos el dragado del puerto de Maó. Tras la campaña liderada por el GOB y Oceana, con un gran respaldo ciudadano, para que las operaciones cumplan con todos los requisitos de seguridad medioambiental, se ha desplegado un dispositivo multimedia que puede ser el inicio de un nuevo Gran Hermano que permite contemplar y fiscalizar los proyectos de una forma cómoda. Y está bien que así sea.
Estos días, los movimientos de la draga son trending topic. Autoridad Portuaria tiene en su web un apartado para seguir on line el dragado, el GOB ha desplegado un equipo de voluntarios para grabar los movimientos de la máquina por si se detecta algo raro, en nuestro digital se puede ver las idas y venidas de la embarcación...
Vamos que los curiosos a los que no les apetezca bajar al muelle pueden seguir el proceso con un ordenador.
Cuando acabe todo, quizás podría editarse un documental y presentarlo a algún concurso. Igual gana un Premio Goya.
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