Imatge d’El Coll en aquella època, on es van ‘trobar’ les bombes que la policia atribuí a Picoret i altres.

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A principis d’agost, «La Publicidad» publica una carta de Picoret des de la presó. La carta, que serà reproduïda per «El Porvenir del Obrero», diu:

«Compañeros: He sido objeto de mil amenazas por Memento primero, y Moreno después. Desde el subterráneo de la delegación de Mahón, Memento, revolver en mano, amenazándome de que había de declarar las declaraciones que él me dictaba o de lo contrario, acabaría en mí de una vez, que no quería trabajar más y yo para calmar su furor, en el estado en que me encontraba de postración debido a a las amenazas o por bebidas que me dieron para apagar un fuego que sentía en el estómago, la cuestión es que le dije que me sacara de allí, y me volviera a la cárcel, que declararía cuanto quisiese, y me llevó en la sala, y allí escribió su composición que llevaba de Barcelona. Salí de Mahón por Mallorca, y allí volvió en amenazas de que todo estaba preparado para hacerme autor de la bomba de la calle de Fernando, y de allí me llevaron en el vapor Lulio, allí me hizo lo mismo, diciéndome que podría librarme acusando a los hermanos Benages, y yo le dije que no los conocía para acusarles.

Después me dijo para Pujol, que era viejo y que se lo creerían, y me dio papel y tinta y escribí alguna cosa porque me dejara descansar, y él lo copió en una diligencia de su modo y se quedó con mi escrito. Después llegué en el Juzgado de ésta, y como estaba que no me podía sostener no más de dos días de estar en sus manos, Moreno me dio su cama y una botella de leche, que aún me quedé más postrado y menos dueño de mí. Comparecí más tarde ante el juzgado y firmé las diligencias de Memento, y declaré algo más que me dijeron. Después por la noche me llevaron en la cárcel procesado ya, ya en la cárcel, me dieron algunos cuadernillos de papel y tinta y enfermo como estaba por las emociones que había sufrido, empezó Moreno por decirme que tenía aquel papel para escribir cuánto él me dijera o en cambio todo estaba dispuesto por hacerme autor de aquella bomba y venía a encontrarme en la celda o me llevaba en otra sala antes de ir en la de autos y me decía pistola en mano (de esas máuseres), que si no cumplía sus órdenes me encerraría en unos calabozos oscuros y allí antes de que me llevasen al patíbulo és acabaría conmigo, y me propuso seguir sus indicaciones forjándolas en la celda y después llevadas ante el fiscal.

Primero empecé por decir que era Pujol el autor como me había indicado Memento. Después faltaba otra víctima y tuvo que ser Miranda. Cuando llegué aquí todo fueron mimos y antes de marcharse Moreno me dijo que ya no podía tirarme en manos de los anarquistas porque si así lo hacía sería mucho peor para mí porque los falsos testimonios se castigan y que los anarquistas me tendrían por un embustero y la injusticia también.

Prefiero morir al peso de estas insanas paredes que ser un miserable. No estoy dispuesto en rectificar nada en el Juzgado, porque sería de nunca acabar, prefiero ser mudo y esperar el juicio y allí hablaré claro de esto y de algo más. Tengo que añadir, en los fomentos de calumnia, también tenía como juez de instrucción al Memento que desempeñaba su papel en los locutorios de abogados diciéndome que él tenía necesidad de ganar honores y que si lo ayudaba me recompensaría. Venga lo que venga no permitiré tales infamias mientras conozca lo que hago. Vuestro. Alfredo Picoret. [«La Publicidad». 3/08/1905].

Joan Montseny, un dels impulsors de la campanya a favor d’Alfredo Picoret

L’assumpte es complica per moments. Apareixen les primeres denúncies de maltractaments per treure confessions falses i s’apel·la a la incapacitat mental del jove Picoret. El mateix Joan Montseny (Federico Urales), pare de Frederica Montseny, i amb gran influència en l’anarquisme català, afirma: «…Yo puedo decir que después de haber hablado con Picoret en la Cárcel Modelo de Barcelona, que este pobre joven es un enfermo del cerebro, un degenerado sin voluntad, de lo que podrán convencerse los señores de jurado el día de la vista. De todo lo cual resulta que la policía anduvo buscando largo tiempo un desgraciado, hombre o mujer, que sirviera para sus criminales planes (…)». EPO. 29/09/1905]. Aquesta línia de defensa tampoc no era estranya als anarquistes i, de fet, s’ha emprat fins l’actualitat: al·legar maltractaments, que són habituals, en els interrogatoris i incapacitat mental. Mentrestant, a Maó es continua defensant la innocència de l’acusat: «En el proceso que tiene encarcelados a buenos compañeros nuestros de Barcelona que ningún delito han cometido, existen dos acusadores; dos hombres que a sabiendas mienten, han hecho falsas acusaciones que pueden costar muy caras a los acusados, si los compañeros que podemos y tenemos medios de hacerlo no hacemos todos los esfuerzos para demostrar que son inocentes del delito que se les imputa. Los dos acusadores son Tosas i Picoret. Más ¡cuánta diferencia hay del uno al otro! ¿cuán diferente es el calificativo que cada uno merece! Tosas es el infame que se finge anarquista para engañar y perder a los anarquistas. Que finge entusiasmos y amor a la idea para perder al incauto que de él se fía. Que cobra para ejercer oficios de policía. Picoret es el infeliz que, fiado en las metidas palabras del miserable, se hace amigo suyo y creen en él más que en los buenos compañeros. Tosas y Picoret eran amigos íntimos. Algunas veces, los compañeros, que dudaban de la buena fe de Tosas, habían avisado a Picoret sin que éste les hiciera caso. Y Tosas instigaba a su víctima para así cobrar más caro el precio de la traición» [EPO, 24/08/1905]. No anaven desencaminats els maonesos, ja que després es va saber que Tossas era un confident de la policia. Una notícia de finals d’agost obre les esperances dels anarquistes: Josep Arbós i Enric Pujol són posats en llibertat. Prest s’anuncia que el judici, amb jurat, contra Picoret, Miranda, Serra, Bernadas, Corominas i Tossas, serà el 17 d’octubre i que s’haurà de fer un reconeixement per avaluar la salut mental d’Alfredo Picoret. El judici, emperò, només està relacionat amb les bombes trobades al Coll, no sobre els atemptats del Palau de Justícia o el carrer de Fernando o de les bombes enviades a França, sobre les quals no tenen cap element per acusar Picoret. Alfredo té un advocat defensor de prestigi, Josep Puig d’Asprer, que després seria diputat pel Partit Republicà Radical durant la Segona República. Puig d’Asprer denuncia les dificultats que troba per poder-se entrevistar amb Picoret a la presó. El mes de setembre es tramita amb urgència la instrucció. El fiscal qualifica el delicte de fabricació de bombes que havien de ser carregades amb explosius i sol·licita per als processats la pena de sis anys i un dia de presó major. Els defensors mantenen que, si bé el confident Tossas, acusa a Picoret, Serra, Bernadas i Corominas de que per inducció de Francesc Miranda van fabricar i van posseir les bombes, no resulta provada la delació més que per les declaracions que Picoret ja ha desmentit, afirmant que havien estat fetes sota coaccions, tortures i amenaces per part del jutge Moreno i el policia Memento. La defensa demana l’absolució.

El districte 2on de Barcelona, on tenen lloc moltes de les accions anarquistes, a principis del segle XX.

Al final, el judici s’ajorna. És interessant la informació que apareix a «El Diluvio», sobre les declaracions del policia Rodríguez: «A preguntas de la presidència explica que su jefe señor Tressols, le manifestó que Tossas acababa de denunciarle que había enterradas bombas en la montaña del Coll; que fueron al Coll i que el propio Tossas desenterró la caja y dijo que no tuvieron cuidado porque no estaban cargadas. Detalló la detención de Picoret en Mahón y dice: como soy conocido en todas partes, aunque nunca he estado en Mahón tomé precauciones, y detenido Picoret negó y negó el hecho, hasta que Picoret pidió que se le recibiera nueva declaración, confesándolo. A preguntas del señor Puig d’Asprer, confiesa que él lo único que le dijo a Picoret fue: hombre, di la verdad, porque si las bombas sólo eran para causar terror, la pena será más chica, y tu padre, que es un santo… vaya, lo que se dice en esos casos (risas)». Fins al 17 de novembre, no es coneix la sentència. No podem ignorar que durant el judici, des de diversos focus d’opinió i premsa anarquista s’ha amenaçat al jurat si el fall és la culpabilitat. Per aquest motiu, després del veredicte d’innocència i absolució, la premsa dretana argumenta que el jurat va fallar sota amenaça i reclama un canvi per evitar-ho en el futur. El mateix 17 de novembre, Picoret, Corominas i Bernadas surten en llibertat. Els altres no, ja que tenen altres processos oberts. Al cap de pocs dies, el 5 de desembre, Picoret és novament detingut. Aquest cop per haver-se negat a pagar el sopar i les copes que ha pres al restaurant Petit Pelayo. Al poc temps, després de passar son pare a pagar els deutes, Picoret surt en llibertat. En els àmbits anarquistes, Alfredo Picoret és una altra víctima de la crueltat del sistema. «El Porvenir del Obrero» és clar: «Un querido compañero nuestro que conoció a Alfredo Picoret en esta ciudad nos escribe explicándonos que ha ido a visitarlo en su casa y que su estado inspira verdadera lástima. A duras penas conoció a nuestro amigo y solo después de muchas reflexiones pudo recordar a antiguos amigos de aquí. Sus pobres padres no hacen más que llorar ante el triste estado en que se encuentra su hijo, gracias a los inteligentes medios de que se valían Memento y Moreno para obligarle a declarar». [EPO. 8/12/1905]
Està ben clar que el jove viu en el deliri. «La Publicidad» escriu: «Este desventurado, absuelto recientemente en el proceso consecutivo al hallazgo de unas bombas en el Coll, andaba desde hace unos días en pleno desvarío, huyendo del solícito cariño de su familia. La madrugada de ayer la pasó en el Nuevo Liceo, restaurant de la Plaza de la Boquería, donde comió por valor de seis reales. Estuvo constantemente agitado…». [2/12/1905]. «El Porvenir del Obrero» ho té clar: «Alfredo Picoret antes de ser preso estaba bueno y sano. Le prendieron, le incomunicaron siendo inocente y estando bueno. Ahora le han puesto en libertad, pero no le han devuelto la salud. Picoret está demente. Está recogido en el Asilo del Parque, en espera de ser llevado al manicomio. Antes de que le prendieran, Picoret estuvo en Mahón dos o tres meses y le conocieron muchos. Ninguno descubrió en él indicios de perturbación mental, ni menos de criminalidad. Un día llegó el policía Memento, y con mucho aparato, como quien realiza un servicio importante, prendió a Picoret. A las pocas horas se decía por la población que Picoret había confesado ser autor de la bomba de la Calle de Fernando».

Leopoldo Bonafulla, un dels més influents escriptors anarquistes en aquells primers anys del segle XX a Barcelona.

L’estat de Picoret anima a les famílies anarquistes de Barcelona i Maó a iniciar una subscripció popular per a cobrir les despeses de l’internament d’Alfredo en un centre de cura. La recol·lecta té èxit i almenys poden cobrir una estada de tres mesos, l’estiu de 1906. A Menorca també es reuneixen diners i són els mateixos Joan Manent i Joan Mir i Mir que els administren. El 1907, Joan Manent encara rep una carta de Leopoldo Bonafulla, en la qual li diu: «Recibí su postal, manifestándole que realicé las diligencias convenientes para abonar Comisión Picoret 32 pts y como demoraron bajo fútiles pretextos saldar cuenta pendiente que Unión Local Sociedades Obreras tiene con El Productor quedó sin cumplir encargo suyo. Podría dar á público el bajo proceder de los tales amigos suyos en este y otros casos, más por el momento resuelvo callarme ante V y ante ellos. En su postal que, según sus cuentas, tengo recibidas cantidades que ascienden á las 32 pts. Que debían abonarse. Le ruego me facilite copia de estas cuentas a fin de solucionar de una vez asunto tan enojoso» [Bonafulla, Leopoldo a Manent, Joan. 5/02/1907. Fons Josep Portella].

Anarquistes catalans condemnats i presos a Montjuïc a finals del segle XIX. D’esquerra a dreta: Domingo Mir, Rafel Miralles, Francisco Villarubias i Joan Carbonell.

No tornam tenir notícies del personatge fins l’agost de 1909. No sabem si és com a conseqüència dels fets de la Setmana Tràgica o per altres motius, el capità general de Barcelona ordena el desterrament de Picoret a Monzón. No només ell, en el grup de desterrats també hi trobem Teresa Claramunt i Leopoldo Bonafulla, dos noms de pes en el moviment llibertari espanyol de principis del segle XX. Fan uns dies a Monzón, fins que són conduïts, en una segona etapa del desterrament, a San Mateo (Castelló). El 21 de setembre de 1909, Alfredo Picoret torna a Barcelona ja alliberat. És l’any 1914 quan tornem trobar una informació sobre Picoret. Aquest any el localitzam com a vicepresident de la societat esperantista Paco kay Amo.

Puig d’Asprer, l’advocat defensor d’Alfredo Picoret en el seu judici.

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He basat tota aquesta història contrastant les informacions de la premsa de l’època: El Liberal, El Porvenir del Obrero, El Diluvio, La Publicidad, la Última Hora, La correspondència de España, etc.