Las catas arqueológicas realizadas antes de la rehabilitación del sótano de Ca Savi, en Ciutadella, desvelaron la existencia del empedrado de un antiguo callejón detrás de la Plaça de la Catedral. El pavimento, que se encuentra en muy buenas condiciones, está datado en el siglo XIX. | Josep Bagur Gomila

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Ya se sabe que en el centro de Ciutadella, cuando una obra implica ahondar en el subsuelo, es habitual que se produzca algún hallazgo histórico. Y eso es que lo que ha sucedido durante los trabajos que se están llevando a cabo en Ca Savi, las dependencias que forman parte de la sede del Consell en Ciutadella, y que en su última etapa fueron una ferretería.

Justo antes de la intervención, como es habitual, se realizaron unas catas arqueológicas que han tenido como resultado el afloramiento de los restos de un antiguo callejón. Según explica el conseller de Cultura, Joan Pons Torres, el empedrado de la vía en cuestión «se encuentra en muy buen estado», por lo que se ha decidido conservarlo. Un hallazgo, advierte, que no retrasará los plazos de ejecución de las obras en el sótano del edificio, espacio que se convertirá en el centro de interpretación de la Menorca Talayótica.

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Hasta finales del siglo XIX, delante de la Catedral se encontraba la sede de la Universidad General de Menorca, un histórico edificio que fue reconstruido en 1572 después de haber quedado arrasado 14 años antes tras el saqueo turco. El actual inmueble se construye poco antes de la entrada del siglo XX para acoger la sociedad aseguradora conocida como «La Seixantina», además de una tienda de ultramarinos y artículos diversos. A mediados del siglo XX alberga un almacén, para convertirse después en la oficina de una entidad bancaria. Desde 1994, es la sede en Ciutadella del Consell Insular de Menorca.

Es en la parte trasera de ese edificio donde se han encontrado los restos del callejón, que partía desde el Carrer San Jeroni, con dirección hacia la calle El Roser, tal y como rememora el historiador Florenci Sastre, quien explica que aunque la vía nunca tuvo placa se la conocía popularmente como el Carreró d’en Girondell, nombre supuestamente tomado de un vecino que allí vivía. Sastre intuye que el callejón quedó tapado cuando se construyó el edificio de «La Seixantina», en torno a 1891.

Todo apunta a que el origen del callejón podría estar en la época medieval, aunque no el empedrado que ahora ha aflorado. Ya que tal y como explica Sastre, ese tipo de pavimentación no se utilizó en Ciutadellla hasta finales del XVIII y principios del XIX. De lo que sí hay constancia, añade, es que en el Archivo Real de Patrimonio, en Maó, figura un pleito entre varios vecinos de ese callejón que discutían sobre la propiedad, sin que se llegara a resolver. Un conflicto, relata el historiador, que suele ser habitual en espacios similares: «Cuando hay callejón que no tiene salida, la tentación se los vecinos es hacerlo suyo».