El yate «Katara» recibe el antiguo nombre geográfico de la península catarí. | Carlos Muñoz Marín

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El verano pasado, la llegada de seis príncipies y siete princesas de la familia real de Catar en un jet privado fue la comidilla de la crónica social en la Isla. Su estancia en Menorca debió ser grata, como lo demuestra que este viernes haya recalado en aguas de Ciutadella el superyate «Katara» que fue construido por orden del exemir de Catar Hamad bin Khalifa Al Thani, patriarca de la actual familia real del país.

El «Katara», símbolo de la realeza catarí, ha fondeado frente a la playa de Santandria. Sus 124 metros de eslora le convierten en un yate imponente, de hecho es uno de los más grandes del mundo, y su valor estimado en el mercado se acerca a los 360 millones de euros. Entre sus lujos a bordo destaca un helipuerto y una tripulación que no suele bajar de la 70 personas para atender todas las necesidades de los viajeros.

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En la bocana del puerto de Ciutadella se puede ver cómo navega con el pabellón de Catar en la popa y tiene varias embarcaciones auxiliares para custodiar el acceso al yate y moverse hasta la costa.

Nacido en 1952, Hamad bin Khalifa Al Thani fue el emir de Catar entre los años 1995 y 2013, cuando cedió el trono a uno de sus hijos. En su etapa de gobierno fundó el grupo de medios de comunicación Al Jazeera e impulsó el patrocinio del FC Barcelona a través de la Qatar Foundation. Su patrimonio personal se estima en 2.500 millones de dólares.

A pesar de su reducida dimensión y población, Catar es el tercer país exportador de petróleo y gas del mundo, lo que permite a su familia real acumular riquezas y ostentar de su elevado nivel de vida.