Lo que comenzó como una propuesta original se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los acontecimientos culturales más esperados cada estío en la localidad de poniente.
El interés despertado en los espectadores, tanto en locales como visitantes, es una de las claves del éxito de esta iniciativa, pero no la única. Está claro que el festival es posible gracias a la colaboración de artistas que cada año se apuntan a la convocatoria con sus propuestas.
Entre todas las recibidas, se han seleccionado una treintena, informa Illa Marquès, que como nueva gerente de la entidad este año ha tomado el relevo en la dirección y producción de un proyecto que arrancó en su día de la mano de Macià Coll.
«La verdad es que es un gusto trabajar con todos los artistas, es divertido y además un reto», reconoce Marquès, muy satisfecha de los comentarios que le llegan a pie de calle y a través de las redes sociales de las propuestas seleccionadas para esta edición.
El festival, que comenzó a ejecutar las intervenciones hace dos semanas, está actualmente en situación de work in progress. El proyecto seguirá sumando nuevas obras durante todo el mes de julio.
El modelo del Street Art sigue la senda de los últimos años: cada una de las obras cuenta con un código QR que dirige al espectador a una página que se va actualizando en la que se puede encontrar información sobre los autores y también la localización del resto de las creaciones.
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