El plan hace una referencia específica a las áreas de actuación singularizadas o zonas estratégicas de actuación, que incluyen las que han sufrido catástrofes meteorológicas graves, como son los episodios de caps de fibló, cada vez más frecuentes en Baleares, con daños en prácticamente todas las Islas (Menorca en 2018, Ibiza en 2019 y Mallorca en 2020), y el temporal Juliette en febrero de 2023, con 14.000 hectáreas afectadas, en su mayor parte en la Serra de Tramuntana. En estos casos, la estructura de la vegetación y el incremento de la carga de combustible muerto favorecen la generación y propagación de incendios de alta intensidad, y, por tanto, se prioriza la intervención con carácter preventivo.
La tendencia en los últimos años respecto al número de incendios forestales y de superficie afectada es a la baja, pero el plan destaca que «no podemos olvidar que el potencial de las igniciones producidas no deja de aumentar por el hecho de que hay más combustible vegetal, y es más continuo y más disponible para quemar». Pese a los buenos datos, los últimos años han sido de los más difíciles de las últimas décadas por las temperaturas normalmente altas y con pocas precipitaciones, lo que ha puesto las masas forestales al límite. La previsión es que estos registros se conviertan en tendencia en los próximos años. Así, se esperan incendios más extensos, intensos y peligrosos.
El plan recuerda la obligatoriedad de las viviendas unifamiliares situadas en la llamada interfaz urbano-forestal (zona en la que las edificaciones entran en contacto con el terreno forestal) de crear y mantener una franja exterior perimetral de seguridad de 30 metros de anchura mínima, sin acumulaciones de combustible vegetal, con un desbroce selectivo y podas de la masa arbórea que permitan romper la continuidad vertical y horizontal de la vegetación.
Los propietarios de viviendas unifamiliares situadas o confrontadas con zonas de alto riesgo de incendio forestal deberán mantener, a cada lado de las vías de acceso, franjas longitudinales de seguridad de 10 metros de anchura mínima con actuaciones preventivas de control del combustible vegetal. Los ayuntamientos podrán requerir la ejecución de estas actuaciones. Si no se han llevado a cabo transcurrido el plazo de ejecución voluntaria, el ayuntamiento podrá hacerlo subsidiariamente, cargando el coste en el propietario a través de la Agència Tributària de les Illes Balears.
Como se recordará, la época de alto riesgo de incendios forestales en Mallorca y Menorca se adelantó al 15 de abril, cuando lo normal es que se inicie el 1 de mayo, como medida de precaución y prevención ante las actuales condiciones meteorológicas, con déficit de precipitaciones y una previsión de falta de lluvias para las próximas semanas, lo que hace que se incrementen la disponibilidad de combustible vegetal y el riesgo muy alto o extremo de fuego. En las Pitiusas, la época de alto riesgo se adelantó aún más, al 1 de abril.
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