El joven, el pasado lunes, en el juicio en la Audiencia Nacional en Madrid, junto a su traductora | Efe

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Aquella ocurrencia macabra que tuvo un joven británico, casi un adolescente, el 3 de julio de 2022, poco antes de tomar el vuelo de Easyjet EZY8303, de Londres a Menorca, al escribir que lo iba hacer estallar porque era un talibán, ha tenido un feliz desenlace para él y su familia.

Ese mensaje absurdo al grupo privado de Snapchat de sus seis amigos les arruinó las vacaciones que se disponían a pasar en Ciutadella, sus padres tuvieron que pagar 10.000 euros como fianza para que quedara en libertad tras pasar dos noches en los calabozos de la Guardia Civil de Maó, y han vivido este tiempo con la angustia del juicio que el joven debía afrontar este pasado lunes por la condena económica a la que se enfrentaba.

Apenas tres días después de la vista oral celebrada en la Audiencia Nacional, el Magistrado-Juez del Juzgado Central de lo Penal, José Manuel Fernández-Prieto, dictaba ayer una sentencia absolutoria.

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Tanto el veinteañero nacido en Bokaro, al noreste de la India, ahora estudiante de Economía en la Universisad de Bath, como sus padres respiraron de alivio al mediodía cuando conocieron el fallo por boca de su abogada, Margarita Quintana, contratada en Menorca al día siguiente de su detención porque la madre coincidió con ella en el mismo cuartel de la Guardia Civil en el que estaba detenido su hijo. La sentencia absolutoria del delito de desórdenes públicos le exime de indemnizar con 95.000 euros al Ministerio de Defensa, que se personaba como acusación particular, y de pagar una multa de 22.500 euros. El coste que implica la movilización de los dos aviones caza F18 que custodiaron al avión de Easyjet hasta Menorca tras entrar en el espacio aéreo español, deberá asumirlo, en principio, el Estado.

El Magistrado-Juez estima probado que el mensaje fue enviado por el acusado a sus amigos en un grupo privado de snapchat. Posiblemente al conectarse alguno de ellos a la red wifi del aeropuerto de Gatwick, los sistemas informáticos de seguridad lo detectaron y activaron las alarmas que desembocaron en el aviso a la policía francesa, puesto que al avión ya volaba sobre su país y posteriormente a las autoridades españolas que movilizaron sus dos caza desde la base aérea de Zaragoza para custodiar al avión hasta Maó.

No ha quedado claro cómo el mensaje fue captado por la seguridad del aeropuerto londinense, indica la sentencia, lo que supone otra arista del caso que ha quedado en el aire. «Los hechos probados no pueden considerarse delito (...) en cuanto el mensaje se mantiene en la privacidad e intimidad de personas; no revela intención de provocar la movilización del avión del ejercito ni de cualquier otro servicio de asistencia o salvamento». Recuerda, como defendió la abogada, que el mensaje no se envió a ningún organismo oficial, ni se le dio publicidad.

Se trató de un acto de comunicación «intersubjetivamente delimitado», sentencia el magistrado para absolver finalmente al joven británico de todos los cargos y declarar las costas de oficio.