La mujer recogió las cenizas de su    hermano en el tanatorio de Palma.

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Su hermano, un hombre menorquín de 58 años, murió el pasado 13 de julio en un hostal de Palma y desde entonces su familia no ha podido recuperar más pertenencias que unas gafas y su carné de identidad.

El hombre dejó escrita una carta pero en su maleta había ropa y libretas con textos que gustaba redactar sobre su vida, entre otros objetos personales. Sin embargo, su hermana, a la que la Policía Nacional informó del óbito el mismo día, denuncia que cuando pudo desplazarse a Palma una semana después todo había desaparecido.

«Es una situación de impotencia total», señala. La mujer, residente en Ciutadella, tuvo que desplazarse primero al Juzgado, donde fue dirigida desde el Instituto Anatómico Forense, vía telefónica, «pero allí me dijeron que si había pertenencias las tendría la Policía». No fue así, explica, tras pasar también por el departamento de Homicidios «sin que nadie me diera una respuesta convincente». Quedó abierta entonces la última posibilidad de que los enseres de su hermano estuvieran aún en el hostal donde había fallecido.

«Me hicieron ir de un sitio a otro, todos sacándose la responsabilidad de encima» hasta que fue al hostal donde culminó su desesperación. «Allí me dijeron que la maleta de mi hermano con sus objetos personales ya no estaba, la habían tirado a la basura porque la Policía les dijo que podían deshacerse de ellas». Frustrada, se dirigió al tanatorio donde le entregaron la urna con sus cenizas, las gafas y el DNI, con los que regresó a Menorca.

Recurrió a un abogado pero no denunciará

La familia del hombre menorquín fallecido en Palma recurrió a un abogado para valorar la posibilidad de presentar una denuncia, bien contra los responsables del juzgado o contra la Policía, pero no lo ha hecho, «porque tampoco vamos a recuperar ya las libretas que queríamos conservar ni las pertenencias de mi hermano». En todo caso lamenta que nadie se hiciera cargo de ellas dejándolas en custodia hasta que ella tuvo la posibilidad de desplazarse a Palma una semana después. «Es una insensibilidad hacia un ciudadano y un trato a su familia que no tiene justificación», indica.