El joven, antes de pasar a disposición judicial la semana pasada en Maó | Miguel Juan Urbano

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«Lo siento, fue una broma, lamento mucho todos los problemas que provoqué y haber arruinado las vacaciones a mis amigos». Son las palabras del joven británico de 18 años detenido en el Aeropuerto de Menorca por haber escrito en una red social que era un talibán y que iba a hacer explotar el avión que trasladaba al grupo desde Londres.

El medio digital Mailonline recoge este lunes sus declaraciones tras lo sucedido el 3 de julio, y una vez de vuelta a su casa en Kent.

«Fue un momento de locura, no quería asustar a nadie en el avión», señala. Relata que envió el mensaje de snapchat cuando estaban subiendo al avión, «ya que habíamos estado diciendo quién iba a ser detenido y registrado por la seguridad». El mensaje decía: «Voy a hacer estallar este avión. Soy talibán».

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Admite que «fue algo estúpido pero pensé que, como era un snapchat privado, solo mis amigos lo verían». Pero en el momento de enviarlo «estaba usando los datos de mi móvil y ellos el wi-fi en Gatwick, por lo que seguridad recogió el mensaje».

Ya en el avión hacia Menorca recuerda que «cuando escuché que un avión de combate nos escoltaba, ya pensé que tenía que ver con mi mensaje, me di cuenta de mi gran error». Añade que «el capitán habló por el altavoz y dijo que estaba tratando de averiguar por qué el caza estaba allí y que no había nada de qué preocuparse». Admite que entonces tuvo miedo «y cuando nos permitieron bajar, la policía fue directamente hacia mí y mis amigos, sabían a quién buscar».

El viernes, tras aterrizar en Londres, la policía británica se lo llevó aparte y lo interrogó durante dos horas. «Entiendo por qué me detuvieron, tenían que verificar y me hacían preguntas sobre la guerra en Irak y Afganistán y lo que pensaba, sobre la renuncia de Boris Johnson y la situación en Ucrania. «Dijeron que tenían que asegurarse de que no fuera una amenaza para la seguridad y un peligro para nadie. Dije que me arrepiento y que no lo volvería a hacer». La Audiencia Nacional debe decidir aún si le procesa o archiva el caso y lo traspasa a la justicia británica.