MADRID, 19 (OTR/PRESS)
"Consejos vendo... pero para mí no tengo". Esta expresión que define, de forma tan certera, a ese tipo de personas que suele ver siempre la paja en el ojo ajeno ¡pero nunca la viga en el propio!, se puede aplicar por partida múltiple a algunos de los mandatarios de América Latina que han aprovechado su estancia en España para participar en la Cumbre comunitaria para darnos un repaso en toda regla. Tal ha sido el caso de la presidenta Argentina, que tras entrevistarse con Garzón, puso a escurrir a la Justicia española y llegó a calificar la suspensión del juez por parte del CGPJ como una "regresión en la concepción de la Justicia Universal en materia de Derechos Humanos".
A día de hoy, desconozco cuál fue la opinión del Gobierno, ni sé si alguien en nombre del presidente Zapatero o del ministro Moratinos le ha recordado a esta señora que España es un Estado de derecho, donde se respeta la independencia del poder judicial. No sé si alguien del Ejecutivo ha valorado sus declaraciones como una injerencia intolerable en los asuntos internos de nuestro país y ha levantado mínimamente la voz en defensa de la dignidad de nuestros jueces, pero me temo que no.
Estamos tan acostumbrados últimamente a que nos den collejas desde fuera que nos parece normal que una señora como Fernández Kirchner, cuyas decisiones como destituir al responsable del banco central o hacer nacionalizaciones carecen de cualquier seguridad jurídica, se puede permitir el lujo de venir a nuestra casa e insultarnos gravemente, sin que eso tenga consecuencias. Claro que otro tanto ha hecho el "rey del pollo" Evo Morales que se ha atrevido a acusar al PP de promover un golpe de estado en su país, usando como pruebas irrefutables recortes de periódicos. ¿Y qué decir de nuestros vecinos del Sur? que por aquello de que "a río revuelto ganancia de pescadores" vuelven a reivindicar Ceuta y Melilla.
Da la sensación de que nos hemos convertido en el Pim-Pam-Pum internacional y cuando a uno le faltan el respeto una vez si consiente está perdido. Si Francia, Alemania y EE.UU. mandan en nuestra economía y los países latinoamericanos, donde los dictadores cabalgan a placer, pretenden darnos lecciones de democracia, la sensación es que somos un objetivo fácil, y a perro flaco... todo se le vuelven pulgas.
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