amistad. El viaje, más allá de la competición, sirvió para unir más al grupo y para aprender a competir delante de más de 3.000 personas que estaban de público. - tiagoreure.com

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El Club de Patinaje de Alaior evolucionó el pasado fin de semana con la participación en el Campeonato de España de Grupo Show que se celebró en Pamplona, donde lejos de conseguir buenos resultados se logró algo mucho más importante, fortificar los vínculos entre las patinadoras y la profesora, Mar Folch, así como con los padres que acompañaron a la expedición y que en total sumaron 48 aventureros. Un ambiente que hizo más llevadero el duro desplazamiento para llegar que incluía un viaje en avión y un traslado en autobús de cinco horas. Un tiempo que aprovecharon para conocerse mejor.
Las patinadoras contaron con poco tiempo libre para poder visitar la ciudad, aunque cuando lo tuvieron lo aprovecharon al máximo. Como se puede ver en una de las instantáneas, en las que se subieron a una estatua que sirve para conmemorar la célebre fiesta de los San Fermines para inmortalizar el momento y que les costó una reprimenda por parte de un vecino que se sintió ofendido.
El viaje también contó con un himno propio. Al son que utilizan las tropas norteamericanas, Folch y sus chicas se inventaron una canción en la que se hablaba de todas ellas.
buen papel en el concurso
A las alaiorenses les tocó competir ante más de 3.000 personas y en una pista con un tamaño el doble de lo habitual en donde entrenan. Los nervios estaban a flor de piel y el número salió muy bien en la primera parte, aunque algo más flojo en la segunda. Los jueces fueron muy estrictos a la hora de puntuar, lo que les costó acabar en primera posición, pero empezando por atrás, aunque el éxito y la victoria fue el simple hecho de participar.
El número, basado en la evolución explicada por Darwin, recibió felicitaciones por parte de otros rivales de mayor entidad y las patinadoras hicieron amistades que perdurarán gracias a las redes sociales. Al final, un cóctel de nervios y alivio desembocó en un mar de lágrimas de alegría y la sensación de que el propio club ha evolucionado de cara al futuro.