Ernest Lluch, el mediador. Maria Juan Benejam contactó con el entonces diputado catalán poco antes de la tercera asamblea. Trató de conocer su postura y la del PSOE para llevar una propuesta al decisivo congreso de Maó. Tirso Pons, en la imagen, emigró al PSOE tras votarse que no a la integración.

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PSOE y PSM son desde hace medio siglo dos polos que se atraen y se rechazan, pero que necesitan coaligarse en cada legislatura para formar gobierno. Las históricas desavenencias entre ambos partidos hegemónicos de la izquierda en Menorca se remontan al mismo momento de su fundación e implantación en la isla, ese nacimiento en el que estuvieron a punto de unir sus caminos pero del que salieron divididos.

El PSM, la formación nacionalista que había dado acogida a toda la élite de pensamiento alternativo desde la clandestinidad, se desmembró y rearmó al PSOE con parte de los activos que luego marcarían una época en los gobiernos socialistas de los ayuntamientos y el Consell: desde Arturo Bagur a Antoni Orell o Tirso Pons. Los primeros alcaldes y presidentes del PSOE en Menorca procedían del PSM.

Según narra el profesor y exdiputado Nel Martí en el doble tomo de antología que acaba de publicar sobre el historiador Andreu Murillo, el Partido Socialista de Menorca (PSM) nació en septiembre de 1977 de la fusión del Movimiento Socialista (MSM) y el Movimiento Federalista de Menorca (MFM), que habían fundado en la clandestinidad Juli Mascaró, Jaume Febrer y Josep Maria Quintana. De hecho, hasta que en agosto de 1976 se implantó el PSOE en Menorca, fue la única opción socialista en la isla.

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Antoni Orell, tras ser proclamado alcalde, junto a una de las protagonistas del proceso, Maria Juan Benejam.

El MSM nació como una confederación llamada a aglutinar a todas las fuerzas socialistas de Menorca, pero no logró su objetivo. Tras mudar de nombre y transformarse en el actual PSM, se vio salpicado por la inercia que empezaba a asomar en zonas de Valencia y Cataluña, donde militantes y agrupaciones se pasaban a las siglas del PSOE.

En Menorca trató de evitarse con un pacto entre ambos partidos para concurrir juntos a las primeras elecciones municipales que se celebraron en 1979. Pero, tal como recuerda Nel Martí, ya entonces el acuerdo generó tensiones internas y puso de manifiesto las diferencias que empezaban a alumbrarse en torno al autogobierno de Menorca.

Pasados los comicios, el PSM se vio obligado a convocar una asamblea extraordinaria, el primero de los que Martí califica como «congresos de la crisis», para tratar de zanjar la cuestión. Pero la reunión llevada a cabo en Fornells acabó con un empate a 39 votos entre los partidarios y detractores de integrarse en una formación estatal como el PSOE. Ni siquiera la segunda votación, en la que solo uno de los asistentes cambió de parecer (40 votos a favor y 38 en contra), resultó concluyente. Así que tuvo que convocarse una nueva asamblea, esta vez en Cala Galdana. La idea era hacer confluir ambas corrientes internas para crear una comisión de enlace con el PSOE que hallara un marco de relación asumible y que respetase la soberanía organizativa del partido en Menorca. Se hicieron hasta tres votaciones y solo en la primera prosperó por escaso margen la propuesta del secretariado. Eso condujo a la tercera y definitiva asamblea, a la que se llegó previo contacto con el entonces diputado del PSC, Ernest Lluch.

Andreu Murillo, durante un acto en 1977.

El 12 de noviembre de 1978 se consumó el acuerdo. La asamblea convocada en el extinto sindicato vertical (AISS) de la plaza Miranda de Maó arrojó un resultado concluyente: 32 votos en contra de la integración en el PSOE y ni un solo voto a favor. Fue el detonante que provocó la estampida del sector del PSM que era partidario del acercamiento al PSOE, al que acabaron marchando muchos de ellos. En ese bando estaban Arturo Bagur, quien años después asumiría la alcaldía de Maó (1993-2008), Tirso Pons, que en 1979 fue elegido senador y, después, presidente del Consell, o Antoni Orell, que en 1983 conquistó la alcaldía de Ciutadella. Entre aquellos ‘fugitivos’ del recién creado PSM se hallaban también el jurista Josep Maria Quintana, el presbítero Llorenç Olives y los empresarios Tomeu Gili y Guiem Camps, que acabaría virando al otro lado del espectro ideológico para convertirse en 1995 en la cuota menorquina del Govern del PP de Jaume Matas. Esa fractura con el PSOE acentuó el ideario político del PSM, del que acabó saliendo otro rostro reconocible del socialismo en Menorca, Joana Barceló. Militante de base del PSM desde su creación, se afilió al PSOE en 1981.

El apunte

Andreu Murillo impulsó después el «menorquinismo nacionalista» del PSM

Nel Martí atribuye a Andreu Murllo haber sido el impulsor del pensamiento nacionalista y del menorquinismo en el seno del PSM. El historiador fue uno de los redactores de las ponencias políticas en las asambleas de 1979 y 1980, posteriores al distanciamiento con el PSOE. En ellas, el PSM iba más allá de los fundamentos expresados en su nacimiento (autogobierno, federalismo y autodeterminación) para asumir un «nacionalismo no excluyente», basado en la unidad de la lengua, la cultura y la historia e inmerso en los Països Catalans. No fue hasta 1991 cuando se precisó aún más esta ideología para adoptar el «menorquinismo como concepto nacionalizador que debe vertebrar el proyecto nacional para Menorca». Según Nel Martí, «la relevancia de Andreu Murillo en el proceso de construcción de un pensamiento nacionalista de liberación en Menorca, después de tantos años de dictadura franquista, es incuestionable». No en vano, en 1979 encabezó la candidatura en las primeras elecciones al Consell insular.