Mercadal agradece enormemente la labor de la última directiva encabezada por Cristòfol Marquès. | Katerina Pu

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La Associació de Criadors i Propietaris de Cavalls de Raça Menorquina estrena nueva directiva, con Tolo Mercadal al frente como presidente, relevando en el cargo a Cristòfol Marquès. Integran la nueva junta Josep Olives (secretario), Miquel Company (tesorero), Noemí Torres y Juan Gener (vicepresidentes primero y segundo), e Ibai Martínez, Tomé Casas y Cristóbal Capó (vocales).

¿Ha sido difícil el relevo?

—Hacía tiempo que se buscaba y no se conseguía. Se complicó un poco y decidí dar un paso adelante y optar a la presidencia, con una directiva nueva. Quiero agradecer a la anterior junta su esfuerzo y dedicación y a los socios su apoyo unánime en la elección.

¿En qué momento se encuentra la entidad?

—Hay que tomar una serie de decisiones, elaborar un plan estratégico para afrontar el presente inmediato y el futuro más próximo. Uno de los principales objetivos es encontrar el consenso dentro de la masa social. El mundo del caballo tiene muchas sensibilidades y me gustaría que todas tuvieran su participación, que sean escuchadas, para afrontar el futuro desde la cohesión y la unidad social y de criterio, para encontrar acuerdos para la mejora de la raza y de la asociación.

¿Qué objetivos tienen?

—Hay que trabajar la promoción exterior y el caballo debe tener mucha presencia en Menorca. Hay que reforzar los estándares raciales, tener en consideración las disciplinas hípicas en las que se presenta el caballo y, sobre todo, debatir muy bien el futuro inmediato, de dónde queremos que esté presente y se desarrolle. Llegar hasta aquí no ha sido fácil, gracias al esfuerzo de mucha gente durante más de 30 años. Tenemos que ser fieles y responsables con el trabajo hecho.

¿Cómo se puede ganar presencia en la Isla?

—Me preocupa mucho que el caballo pueda no ser accesible a la gente de Menorca. Criar caballos se ha convertido en algo caro, los costes son elevados. El precio debe subir y se ha de valorar, pero los menorquines deben poder acceder, es aquí que realmente lo utilizamos, lo disfrutamos y lo vemos. Tenemos una raza, de capa negra, una doma y unas fiestas patronales donde el caballo se exhibe en su máximo esplendor, que hace que todo el mundo lo conozca.

¿Qué acciones plantean?

—Nos ocupa y nos preocupa que los niños puedan conocerlo, su historia, como funciona, como es, cómo llegó a Menorca. Los jóvenes y los escolares son el futuro y tenemos que integrarlo.

¿Y para la promoción exterior?

—Lo primero es ver qué países pueden ser los más asequibles para nosotros. Ya tenemos propuestas de organismos que elaboran estudios de mercado. Portugal podría ser un buen lugar, los países árabes también    se tienen que valorar. Pero es delicado. Hay que ir a países donde el caballo sea importante y que nuestra raza pueda ser introducida. Nuestro caballo es muy versátil y tiene mucha capacidad de adaptación. Se pueden abrir nuevas líneas y fortalecer los lugares donde ya tiene presencia.

¿Y las ferias internacionales?

—Valoraremos las acciones más oportunas. Cualquier acción que se haga con caballos, tiene un coste elevado. La mejor propaganda es desplazar caballos, para que se vean, pero cuesta dinero, infraestructura, conocimientos.

Hablaba de debatir sobre los estándares raciales.

—El estándar racial tiene unas connotaciones, se cría, se va modificando con mejoras genéticas, pero hay algunas que no lo son tanto. Hay que debatir para perfilarlo. El caballo evoluciona a medida que se cría, hay que ver hacia dónde va, encontrando un equilibrio y un criterio que valga a la mayoría, de acuerdo con lo que queremos para nuestro caballo.

¿Es positiva la evolución de la raza los últimos años?

—¡Sí! Empecé en esto hace 25 años, participé con la primera directiva que organizó la primera feria y, si vemos la evolución, es increíble. Cuando uno hace tanto y va pasando el tiempo, debe asumir nuevos retos. Uno de los problemas es que el caballo está presente en muchos lugares del mundo, hay mercados nuevos por abrir, mucha gente que cría y que tiene que dar salida a sus productos.   

Hay cierta controversia con el color de la capa, está también el ‘cavall vermell’?

—En estos momentos, el caballo castaño o vermell entra dentro de la raza, pero no se le da validez como reproductor. Esto viene de muy atrás y tiene sensibilidades especiales. Siempre hay que ir evaluando, pero en este momento prevalece la capa negra.

¿Por qué?

—La gente cree que es fácil conseguir un caballo de capa totalmente negra, pero genéticamente es muy difícil. Para nosotros es un regalo de la naturaleza poder hacer este tipo de cría y de combinación sin demasiadas dificultadas y obtener ejemplares de capa negra con este valor y esta capacidad e identidad.

¿Qué censo hay?

—Hay unos 4.000 ejemplares censados, mil fuera de Menorca. Esta cifra se ha doblado los últimos años y uno de los principales objetivos es hacer convenios y abrir nuevos mercados y posicionamientos, para que pueda haber una buena rotación, para que los que crían tengan salida.

¿Por la consanguinidad?

—Sí, es algo a valorar en las comisiones de raza. Nunca se puede dejar de lado, nos estamos reproduciendo entre nosotros mismos y en un momento determinado podría suponer un problema. Se están poniendo    medidas, hay que analizarlo bien, con los estudios que sean necesarios y aportar las soluciones necesarias.

¿La Fira del Cavall sigue siendo el mejor escaparate?

—Siempre lo será. Intentaremos mantener lo que tenemos hasta ahora y, si podemos mejorar algo, lo haremos. El mejor expositor de la raza menorquina es la feria y debe seguir siendo así, para que lo siga viendo gente de aquí, pero también de fuera. Es una fecha que todos tenemos presente.

¿Sienten apoyo institucional?

—Hay apoyo, pero intentaremos que sea mejor, con proyectos que puedan apoyar. Este tipo de asociaciones requiere de ayuda y siempre es poca. Hay que convencerlas para que nos respalden, para dar a conocer el caballo y para no perder presencia donde la tiene.