Ciudadanos extranjeros se interesan por la oferta de viviendas en la Isla. | Gemma Andreu

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La intención del Gobierno de dificultar la compra de viviendas a ciudadanos extracomunitarios no residentes, aumentando las cargas fiscales hasta el cien por cien del valor de la compra, amenaza con dar la estocada final a la inversión británica en la Isla. La presencia de compradores de Reino Unido en el mercado inmobiliario menorquín ya se había reducido notablemente en los últimos años, a raíz de las sucesivas crisis derivadas del brexit, la pandemia y la devaluación de la libra, pero, de hacerse realidad el anuncio de Pedro Sánchez, los efectos para este mercado serán «catastróficos».

Así lo calificaba ayer el director general de Bonnin Sanso, José Pons, muy crítico con el paquete de medidas anunciadas por Pedro Sánchez, que calificó de «humo». «A todo lo que se ha anunciado no le veo ninguna trascendencia, no arregla nada, la extrema regulación es muy perjudicial, cuanto más se regula el mercado, el efecto termina siendo el contrario». La inmobiliaria está cerrando el balance de 2024, en el que el peso de los compradores británicos y de otros inversores extracomunitarios, como sudamericanos y estadounidenses, ha representado el 15 por ciento de su operativa, con una inversión global de 13 millones de euros y un pago de impuestos directos sobre las adquisiciones de un millón de euros.

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No obstante, Pons se mostró escéptico sobre el traslado de estos anuncios a la realidad normativa, aunque alertó de que el simple anuncio ya genera «miedo, dudas e inseguridad» entre los inversores. Lo mismo opina la directora general y fundadora de la inmobiliaria Pons Morales, Mónica Pons Morales, quien advierte de que «los simples anuncios generan desconfianza en el inversor» y lamentaba la «poca conciencia de los políticos sobre la repercusión de lo que dicen».

Trabas

En relación al anuncio del aumento de la carga fiscal para los compradores extracomunitarios, explica que más allá de los británicos hay un floreciente mercado de compradores estadounidenses y sudamericanos que se verían afectados por esta medida. «Son todo trabas que favorecen a grandes inversores con capacidad de hacer ingeniería financiera y perjudican a pequeños compradores que quieren establecerse aquí». Como valoración general de las medidas denuncia que «todo lo que sea frenar la inversión es malo, tenemos que ser conscientes de qué vivimos».