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«Dejemos que los profesionales hagan su trabajo, hay que dejar de interferir en la educación desde la politiquería de partido y desde las iniciativas de la Conselleria poco fundamentadas». Esta es una de las conclusiones a las que llegaron los participantes en las Jornades d’Educació’24, celebradas el pasado mes de septiembre bajo el lema «Una bona escola és possible» y que fueron organizadas por el Grup de Recerca en Educació y Moviment Menorca Edu 21.

El documento que se ha elaborado a partir de esas sesiones en las que intervinieron casi 130 personas, hace especial hincapié en que los profesionales están «sobrecargados de funciones» por lo que es necesario «adquirir cierta autonomía con respecto a tanto ruido». Asimismo, el equipo señala que la educación está «demasiado intervenida políticamente» y «los cambios superpuestos han hecho perder el liderazgo a los profesionales». Se refieren a sucesivas leyes y cambios normativos, digitalización, estabilización del personal y dependencia de coyunturas políticas de partido como el plan piloto de segregación por lenguas. En cambio, peticiones históricamente demandadas no se han materializado, tales como «la reforma de la formación del profesorado, organizar y cuidar el marco de intervención familiar en la educación, respetar la autonomía de los centros, evitar la segregación económica y cultural o defender la cultura propia», recoge el documento.

El grupo de análisis también concluye que hay algunos indicadores que apuntan que el sistema avanza, pero en cambio, reciben señales de deterioro. Y es que, es cierto, indican, que los centros disponen de más recursos, se han digitalizado las aulas y se aplican sistemas distintos de aprendizaje derivados de las nuevas leyes educativas, pero asimismo, los conocimientos están poco fundamentados; hay poca relación de los aprendizajes con los conflictos y las exigencias sociales del siglo XXI y hay casos de poca tolerancia de la diversidad, para citar algunas de estas grietas detectadas.

Asimismo, las Jornadas constataron que «no se hace un ejercicio democrático, no se analiza la actualidad, no se trabaja la aplicación del pensamiento ni el diálogo en los conflictos reales», de ahí que consideren que hay que avanzar en este sentido.

También se abordó la inclusión más allá del horario escolar. Y el grupo concluyó que no se aplica con suficiente experiencia ni con la pluralidad de recursos ni metodologías adecuadas. «Se limita al centro y no existen garantías en la vida extraescolar». Sin articular esta inclusión, «Menorca pierde gran parte de la rentabilidad de la inclusión escolar», señala el colectivo.

Además, consideran que el alumnado ignora qué aportan las profesiones. «Es un mundo prácticamente desconocido en los sectores que no son de FP», de ahí que pidan que se hagan más presentes en las aulas testimonios de cómo aprendizajes importantes del currículum están vinculados con las profesiones.

Finalmente, los participantes dejaron claro que el sentido humanístico del trabajo escolar no tiene prioridad y queda relegado.

Las claves
  1. El sistema avanza, pero a su vez existen señales de deterioro

    Las Jornadas constatan que el sistema avanza, ya que los centros disponen de más recursos, se han digitalizado las aulas y se aplican sistemas distintos de aprendizaje. Pero, por otro lado, se detectan conocimientos poco fundamentados y poca tolerancia de la diversidad.

  2. La inclusión no debería limitarse a la vida dentro del centro

    Para el colectivo, la inclusión todavía no se aplica con suficiente experiencia ni con la pluralidad de recursos ni metodologías adecuadas. «Se limita al centro, no hay garantías en la vida extraescolar», consideran, lo que trunca el trabajo que se realiza durante las horas de clase.   

  3. No se analiza la actualidad ni se dialoga sobre conflictos reales

    El documento que ha surgido de las jornadas de educación también considera que no se analiza la actualidad ni se aplica el pensamiento ni el diálogo a los conflictos reales. «Hay que adquirir un criterio ciudadano que inmunice de las falsedades, la desafección y la alienación», señalan.

  4. Mejores condiciones para los profesionales de la Educación Infantil

    La Educación Infantil es estratégica porque se ponen las bases de aprendizajes posteriores. Pero el sector está en «una situación problemática» porque las profesionales dependen de sistemas de concesión temporales. Piden las mismas condiciones que otras etapas educativas.