El barrando se desbordó y anegó por completo las calles de Massanassa y Catarroja, donde vive la familia de Paco Costa.

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Desde Menorca, Paco Costa sigue con especial angustia la catástrofe de Valencia. Aunque reside en Maó desde hace 39 años, nació en Massanassa y mantiene lazos familiares y de amistad con muchos valencianos que le explican los «horrores» que han visto.

Su hermano se salvó por minutos de la riada. Cuando la tarde del 29 de octubre empezó a correrse la voz en el pueblo de que iba a desbordarse el torrente, antes de que llegara la alerta oficial a los móviles, acudió al garaje con la intención de sacar el coche. Acabó saliendo a nado y pudo sobrevivir para contarlo.

«Ha sido algo apocalíptico, la destrucción ha sido tan grande que van a estar meses antes de poder hacer una vida regular», explica a este diario. Aunque en su entorno directo no hay que lamentar víctimas, no han vuelto a saber nada de la vecina de su casa familiar, que vivía en un bajo.

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Las vivencias de todo lo ocurrido se agolpan. «Amigos míos rescataron con sábanas desde el balcón a personas que estaban siendo arrastradas por la corriente», explica, «a otros les sorprendió la riada en un supermercado, allí el aparcamiento subterráneo sigue inundado, y murieron ahogadas las cuatro empleadas de una perfumería».

«Se podía haber previsto»

«La situación se podía haber previsto», lamenta, «hay mucho enfado porque cuando llegó el aviso el agua ya le cubría las piernas a mi hermano». También expresa su queja por la tardanza en las ayudas oficiales. En su caso, ha tenido que desalojar la casa por riesgo de que los cimientos cedieran y mudarse de vivienda. Paco Costa también es propietario de una casa en planta baja en Massanassa, a 50 metros del barranco, que no ha podido visitar para saber en qué estado se halla.

El pasado fin de semana participó en la recogida de donaciones de la Asociación de Vecinos de Sant Climent. Material que se está enviando a Valencia a través de la empresa de transportes Mascaró Morera, que lidera la organización para canalizar la solidaridad de los menorquines con los damnificados.