Los vecinos de los apartamentos Sa Fua se manifestaron frente al restaurante Thai Menorca para reclamar su derecho a aparcar en la zona. | Katerina Pu

TW
8

El Ayuntamiento de Sant Lluís da la razón al dueño del restaurante Thai Menorca, Werner Lutz, que mantiene una disputa con los vecinos del complejo de apartamentos de Sa Fua de Binissafúller, quienes reclaman el derecho a aparcar en tres zonas de estacionamiento cercanas al restaurante.

En este sentido, la alcaldesa Loles Tronch asegura que desde el Consistorio «se ha contrastado la información y se ha comprobado que Werner Lutz es el propietario de los tres aparcamientos que los vecinos reclaman como suyos». Por ello, desde el Ayuntamiento consideran que los vecinos «no pueden reclamar nada, porque la zona en disputa no es común ni pública».

Desde el Consistorio mantuvieron una primera reunión con Lutz el lunes por la mañana, con el objetivo de «poner paz entre las dos partes», aunque Tronch reconoce que «es complicado». También prevén mantener un encuentro con los vecinos para intentar conseguir que las dos partes «lleguen a una entente».

Noticias relacionadas

Pintadas en el asfalto

Desde el Ayuntamiento también lamentan que los vecinos hicieran pintadas en el asfalto durante la protesta de la semana pasado, por lo cual la Policía Local les abrirá un expediente.

Por su parte, los vecinos habían convocado una nueva manifestación este martes, aunque lea Delegación del Gobierno no la autorizó por falta de tiempo para tramitarla, por lo que la protestas se ha trasladado al viernes. También se prevé concentraciones los sábados 14 y 21 de septiembre.

Derecho a aparcar

Los vecinos de los apartamentos Sa Fua reclaman al propietario del restaurante Thai Menorca, Werner Lutz, su «derecho a aparcar sin acoso y con suficientes espacios», sin tener que ser obligados a estacionar «en los márgenes de la carretera o en los pocos espacios disponibles, ya que la mayoría están ocupados por los clientes del restaurante».

También denuncian amenazas y aseguran que dos coches estacionados frente al restaurante aparecieron con las ruedas traseras perforadas, «en un claro gesto de coacción».