Dos grandes cruceros amarrados simultáneamente en los muelles del puerto de Maó. | Archivo

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La llegada de cruceristas al puerto de Maó da oxígeno al sector comercial de la ciudad con un gasto anual de 1,8 millones de euros. Es el impacto económico que tiene este tipo de turismo para los negocios, el desembolso que –al margen del paquete vacacional– realizan los visitantes que descienden del barco, una magnitud a la que por primera vez se aproxima el Institut d’Estadística de Balears (Ibestat) con la llamada encuesta Egatur-Cruceros. Pese a que las nuevas cifras muestran cómo la Isla se lleva una porción muy pequeña del pastel a nivel balear, apenas un 2,3 por ciento, el turismo de cruceros marca una importante diferencia para las tiendas ubicadas en el frente marítimo y las principales arterias comerciales del centro de Maó, que ven como el negocio se multiplica en los días con escala programada.

«En un día con crucero vendo más que en 15 días sin», explica la propietaria de un establecimiento de souvenirs frente a la antigua Estación Marítima de Maó. A pocos metros, en la tienda    Castillo Menorca también son claros al respecto: «Se nota mucho cuando vienen cruceros», asegura su encargada, que tiene bien apuntados los días en que hay llegadas. Son las impresiones de las tiendas ubicadas a pie de puerto, pero no cambian demasiado a medida que se asciende al centro. «La diferencia es mucha. Si no hay cruceros, mira (señala a la tienda vacía). Pueden haber mil euros de diferencia en caja», asegura una comerciante del Carrer Nou.

Así hasta 20 responsables de establecimientos fueron consultados ayer por este diario y mostraron su postura unánime sobre el impacto positivo que tiene la llegada de cruceros para sus negocios, en un contexto de contracción del gasto por la alta inflación. Bares y restaurantes se llevan la peor parte. Según la estadística sobre el perfil de los cruceristas, apenas pasan tres horas y media en tierra y las consumiciones de alimentos y bebidas fuera del barco son mínimas. Tiendas de ropa, recuerdos, complementos y productos alimentarios son los que llaman más la atención sobre la trascendencia para sus negocios de este tipo de turismo, que el año pasado atrajo a la Isla a casi 70.000 visitantes.

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El sentir general recabado ayer por este diario contrasta con la mala imagen que en los últimos años está rodeando al sector de los cruceros, asociado a masificación de los cascos urbanos y escaso gasto. El estereotipo se ha alimentado sobre todo por las derivadas negativas que grandes ciudades como Palma o Barcelona han venido padeciendo, pero la percepción desde el mostrador de una tienda del centro de Maó es bien distinta. «Los cruceros alegran el cotarro, ojalá vengan más, los días de crucero vendemos mucho más», defiende el encargado de una tienda de la cuesta de la calle Hannover».

Es precisamente lo que está ocurriendo. Hasta julio ya habían llegado cinco cruceros más que el año pasado y las previsiones todavía son más positivas para los próximos meses. Atendiendo a las escalas programadas a día de hoy, desde Autoritat Portuària de Balears (APB) estiman que el año terminará con el paso de 94 cruceros en Maó, 13 más que en 2023. Ese es el año al que se refieren los datos de gasto turístico de los cruceristas que acaba de publicar Ibestat, por lo que se prevé que el volumen de negocio aumente también al cierre del año en curso.

En la comparación con las magnitudes de negocio que genera el turismo en general, el de cruceros empalidece. No obstante, hay que tener en cuenta que su área de influencia es mucho más reducida, principalmente la zona del puerto y el centro de Maó. No en vano, las estadísticas muestran que son mayoría los que bajan del barco durante la escala y minoría los que contratan excursiones a otros puntos de la Isla. «Para nosotros los cruceros son muy importantes», reiteran desde un comercio ubicado en la calle la Plaça Espanya.

Desestacionalización

La programación de cruceros del puerto de Maó distingue cada año a este tipo de turismo por su gran capacidad de atraer a visitantes al casco urbano de la ciudad de Llevant tanto en los días soleados del verano, cuando los turistas convencionales llenan las playas, como en los meses más flojos de la temporada turística. Tomando las previsiones de APB se puede observar como el mes con más cruceros previstos (el año pasado ya fue una realidad) es octubre, con 19, seguido de septiembre, con 15, de mayo, con 13, y de abril, con 12. Incluso en noviembre y diciembre hay programadas escalas (siete en noviembre y una en diciembre). Sin embargo, en los meses centrales de la temporada la demanda desciende y solo se registraron siete escalas en julio y hay diez para este mes de agosto.

El apunte

Se prevé que el año acabe con un 42 % más de cruceristas que en 2023

La programación de escala de cruceros que maneja Autoritat Portuària de Balears (APB) muestra un importante incremento en la llegada de cruceros y sobre todo de cruceristas este año. Si hasta el mes de julio han llegado a la Isla cuatro buques turísticos más que a las mismas alturas del año pasado, esa tendencia va a ir afianzándose a medida que avance el año. Está previsto que entre agosto y diciembre lleguen a Maó 52 cruceros y que al cabo del año el balance sea de 13 buques más que el año pasado, un aumento del 16 por ciento. En cuanto a la previsión de visitantes, se espera que a bordo de los cruceros terminen llegando 98.945 turistas, casi 30.000 más que hace un año, lo que, de confirmarse, supondría un incremento interanual del 41,9 por ciento.