Tapón de vegetación arrastrada por la crecida del torrente en el Camí de Tramuntana, Es Mercadal, la semana pasada.    | Gemma Andreu

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Nada o muy poco ha cambiado en la gestión de los torrentes desde que en los años 2009-2010 el Observatori Socioambiental de Menorca (Obsam) advirtiera de la pérdida de vegetación de ribera, un refugio de biodiversidad que a la vez sirve para frenar la velocidad del agua en caso de inundaciones como las ocurridas el pasado día 15.

Así lo afirma la ambientóloga y técnica del Observatori, Sonia Estradé, quien coordinó aquel proyecto, en el que colaboró el especialista en flora de Menorca, Pere Fraga. Ambos, junto con el coordinador de Política Territorial del grupo ecologista GOB, Miquel Camps, coinciden en señalar que para evitar desastres como los vividos con las lluvias torrenciales de la última DANA –que en un escenario de cambio climático serán más frecuentes–, es necesario cambiar la manera en la que se limpian los torrentes, sin destruir    la vegetación que protege de la erosión y amansa el caudal cuando se registran temporales.

«Nadie dice que no se puedan limpiar», afirma Camps, «lo que pedimos es que se limpie la parte central del torrente, pero la vegetación de la ribera es muy importante porque defiende las tanques que hay al lado, impide que el agua se desborde, coja velocidad y arrastre todo». Este no es un criterio del GOB o del Obsam, subraya el portavoz ecologista, sino que «hace años que está escrito en el    Plan Hidrológico de Balears y se incumple cuando se elimina todo, esa es nuestra queja».

Las tareas de limpieza suelen contratarse a constructoras y cuando entran excavadoras en los torrentes, lamenta Camps, no se sigue la normativa, que solo prevé eliminar las plantas exóticas invasoras, como la caña común (Arundo donax). Otro aspecto a mejorar, apunta, es agilizar las autorizaciones para que los propietarios de fincas y payeses puedan retirar obstáculos, como árboles, del lecho de un torrente, «para eso no hace falta que vengan de la Conselleria», apunta el responsable del GOB, «los permisos tienen que ser más ágiles, a veces tardan un año». La entidad conoce bien la burocracia porque ha tramitado esas solicitudes para eliminar obstáculos de los torrentes en las fincas que participan en su programa de Custodia Agraria.

Una excavadora retira vegetación del torrente de Trebalúger en 2022. Foto: ARCHIVO

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Presiones

«Hace falta otra mirada hacia los torrentes», asegura Sònia Estradé, y que estos dejen de ser tratados como un mero «canal de agua», la limpieza «debe ser selectiva, pero es complejo, hay presiones de propietarios y payeses y cuesta dinero». Esta visión es contraria a la urgencia y la demanda social posteriores a la DANA, pero si no se da esa concienciación, las previsiones de los naturalistas ante estos episodios extremos de lluvia torrencial no son optimistas, auguran que habrá más desbordamientos.

«No se pueden limpiar los torrentes como si fueran un canal de agua artificial», opina Pere Fraga, «es muy importante conservar la vegetación de ribera y el problema es limpiar con maquinaria pesada y por trozos, hay que hacerlo de manera selectiva y en toda la cuenca, cada torrente es una unidad geográfica».

Estrategias

Para que el agua quede retenida en las tanques y tenga más opciones de infiltrarse en la tierra, sin que corra hacia el torrente y provoque crecidas, hay estrategias. «El campo está diseñado hace cien años, llovía más e interesaba evacuar el agua hacia el mar», explica Camps, «ahora debería dibujarse la siembra teniendo en cuenta las curvas de nivel y que los cultivos hagan de barrera, que frenen el agua para que se infiltre y la tierra sea más fértil». Pere Fraga señala que en el Barranc d’Algendar aún quedan algunos muros gruesos y bajos que antiguamente se construían a ambos lados del caudal para «matar la torrentada» pero que en otros lugares se suprimieron.

Junto a ese tipo de paredes o fortins y una vegetación de ribera en buen estado, con plantas autóctonas adaptadas, como el canyís (Phragmites australis) y limpiando las invasoras como la caña (Arundo donax), que forma tapones, se lograría conservar la biodiversidad y controlar mejor las crecidas.

El apunte

Recursos Hídricos defiende que actúa con control ambiental

Recursos Hídricos informa, en respuesta a «Es Diari» sobre la planificación de actuaciones en los torrentes de Menorca y el retraso en responder al municipio de Maó, que la limpieza primero atiende los planes de gestión de riesgos y después se valoran las peticiones de particulares y de otras administraciones. «Cada solicitud se analiza y se valora la necesidad y viabilidad de la actuación», señalan desde la Dirección General.

En Menorca muchas zonas están dentro de la Red Natura y esto exige una gestión y control ambiental. Recursos Hídricos defiende que su trabajo tiene en cuenta la biodiversidad y no se realiza «exclusivamente desde el punto de vista de ver cauces como explanadas», como critican los representantes de entidades ecologistas.

La Administración autonómica indica que los ayuntamientos por sistema solicitan limpiezas de cauces, pero que estas se planifican o no después de la valoración de los técnicos del servicio de gestión del Domino Público Hidráulico de cada torrente o tramo solicitado.

En cuanto a las últimas inundaciones vividas en Menorca, con los mayores daños en el pueblo de EsMercadal y la zona de Es Plans de Alaior, el departamento dependiente de la Conselleria del Mar y el Ciclo del Agua recuerda que todo lo sucedido estaba reflejado en los estudios de inundabilidad que tiene realizados. Añade que «es importante entender que cuando se producen estas precipitaciones los cauces de torrentes no son suficientes y el agua discurre por los laterales provocando las inundaciones». Las zonas urbanas son las que tienen mayor riesgo para las personas y los bienes, aseveran desde la Dirección General, pero la realidad es que «como los estudios se realizan con periodos de retorno muy largos (entre cien y quinientos años) la sociedad no es consciente del riesgo y vamos modificando el territorio, pensando que no existe dicho riesgo», aunque como se ha visto con la última DANA, esa amenaza es real.

70 m3 por segundo

Según explican los responsables de la red hídrica, el torrente que atraviesa la población de Es Mercadal recibió con las últimas lluvias torrenciales un caudal aproximado de 70 metros cúbicos por segundo. Para evacuar este caudal sin desbordamiento seria necesaria una sección de 8 metros de ancho por dos de alto. Las probabilidades de estos periodos de retorno equivalen al 0,2 por ciento, «lo que hace pensar que nunca va a suceder», pero sucede. Recursos Hídricos concluye que «no es por tanto una cuestión de limpieza o conservación lo que provoca los desbordamientos sino que los cauces no están dimensionados para estos caudales.