Una gran carrera. El ajedrecista de Es Castell lleva años residiendo fuera del país, mientras descansa y se replantea su futuro más inmediato | F.V.P.

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Ha sido cinco veces campeón de España absoluto y medalla de plata al segundo tablero en la Olimpíada de ajedrez de 2010. Llegó a ser el 18º del mundo en 2005 y estando casi siempre entre los 100 mejores del mundo –las dos últimas décadas entre el top20–, también fue campeón mundial sub-18 en el año 2000 y ya había sido dos veces subcampeón del mundo de edades, entre muchos otros méritos. Paco Vallejo Pons (Es Castell, 1982)­ –para muchos el mejor ajedrecista español de todos los tiempos junto a Miquel Illescas– es desde hace 20 años el número 1 del país y el Gran Maestro más joven de nuestro país, logro que consiguió en 1999, cuando solo contaba con 16 años. El menorquín, que ha reconocido en diferentes entrevistas que le ha faltado algo más para incluso llegar más lejos, a pesar de su semblante frívolo, cuando se entabla con él, se convierte en persona cercana, abierta y sobre todo sincera.

El de Es Castell, años ya residiendo fuera de España, repasa y avanza en exclusiva con «Es Diari» su nueva realidad entre él y el mundo del ajedrez, un deporte que le ha dado mucho aunque también le ha supuesto enfrentarse a la cara amarga del deporte de élite. Vallejo, tras meses alejado de los tableros y los micrófonos, nos reconoce que su vida no ha sido sencilla, de ahí que se plantee en calma su futuro.

La primera gran pregunta, ¿en qué quehaceres se encuentra actualmente Paco Vallejo?

— Este año jugué la Liga de Austria, no lo hice mal y el equipo quedó campeón. Estuve en el equipo ASV Linz y en mi caso, el tablero iba variando, ya que es un equipo fuerte y jugaba de 4-5 normalmente. Competí de manera razonable pero en pocas partidas, no es tampoco una vara de medir muy seria.

La realidad, al menos a modo de sensación, es que usted ha competido poco o menos este 2024. ¿Por qué?

—Cuando falleció mi padre el año pasado obviamente tuve una época muy mala y me tocó jugar un torneo fuerte inmediatamente; no estaba preparado para ello y los rivales es cuando más van a por ti, con lo que mi ranking mundial cayó 50 puestos en una semana. Quería volver a jugar cuando mi mente estuviera en paz.

¿Y ahora cómo se encuentra a nivel mental y de juego?

—Me encuentro mejor pero por otro lado a menudo no echo de menos la crueldad de la competición de alto nivel. Son muchos años de desgaste; ten en cuenta que empecé a jugar con cinco años y que con once ya dejé mi casa.

¿Cómo maneja esas ganas de volver a competir al más alto nivel y viéndose mejor y a la vez con esas sensaciones de desgaste tras tantos años?

—Estoy tranquilo, entrenando un poco, de manera suave e intentando disfrutar; no tengo grandes expectativas, la verdad.

Usted antes ha utilizado una palabra muy dura: crueldad. ¿En qué aspecto?

—Sobre la crueldad te podría decir que, en general, los deportes individuales son mucho más duros; en el ajedrez en particular las excusas que te puedes poner a ti mismo son bastante pobres y por eso lidiar con los malos resultados, a veces, es complicado.

Sin embargo, cabe recordar que no es el primer descanso competitivo que Paco Vallejo se toma en el ajedrez.

— Sí, algunas veces paré pero con el claro objetivo de volver y ahora admito que es diferente.

Ahora es diferente, comenta. ¿Quiere decir que quizás se plantea seriamente no regresar a la competición élite?

—Bueno, para empezar no tengo grandes invitaciones para seguir y tampoco noto que se me eche mucho de menos. Por continuar, la vida es mucho más que jugar a ajedrez, ya lo dije tras ganar el Mundial sub-18 y ahora pienso así más que nunca.

A ver, ¿algunos retos o campeonatos en la agenda debe tener no próximamente?

—Tengo la Olimpiada y el Campeonato de Equipos de España y me gustaría hacerlo bien pero es una incógnita.

El tema mental-psicológico de cada vez toma más fuerza en el deporte y en la vida en general, ¿también en su caso particular y el ajedrez no?

—La mente lo es todo. Como deportista supongo que te conviene un estado de optimismo moderado y en general nunca me ha costado volver a la competición tras un parón, así que tampoco estoy demasiado preocupado con mi estado en el regreso.

Y la pregunta del millón, ¿en qué aprovecha Paco Vallejo el tiempo libre que le otorga este parón competitivo?

—He viajado a algunos lugares que quería conocer y ahora mismo estoy por primera vez en Argentina, por ejemplo. He aprendido muchas cosas pero un poco desconectado del tablero, la verdad.

El día que usted deje la alta competición profesional en el mundo del ajedrez, ¿dónde o en qué se imagina?

—Buena pregunta y la verdad que no lo sé. Me fui de España en el 2020, hace muchos años que no vivo ahí y fue una grandísima decisión; curiosamente me he sentido mucho más querido y respetado en otros países. Donde vives puede definir también el tipo de tareas que puedes hacer y no creo que hoy en día se pueda jugar profesionalmente al ajedrez fuera de Europa; por otro lado, si no estás en la más absoluta élite tipo top20, no es gran cosa.

Y por tanto, el día que usted cuelgue el tablero...

—Me gustaría, por ejemplo, terminar un libro que tengo empezado; sin embargo, es un tema en el que tengo poca experiencia y me está costando un poco.

Con todo lo que me está reconociendo y el tono que está utilizando, ¿tenemos Paco Vallejo con cuerda para rato o ve el final del túnel? ¿Se pone algún listón o reto?

—No creo que nunca deje de jugar del todo al ajedrez pero la motivación no es la misma que antes; la vida evoluciona, los años pasan. Tuve una carrera bonita, no me quejo, pero a veces las circunstancias son las que son y creo que nunca lo tuve fácil, por muchos motivos.

Nos comenta que no ha tenido una vida sencilla en el deporte, ¿por qué principalmente y a qué se refiere?

—Hacer un análisis serio de eso sería largo pero por poner unos toques: nacer en España y a pesar de muchísimos de los problemas que tiene, te hace un privilegiado respecto a gran parte de la población mundial y en eso tuve suerte. No obstante, también esa vida relativamente fácil probablemente te haga algo blando para la competición de élite absoluta, necesitas una gran organización, gran motivación y demás y me costó en algunos momentos. También creo que en momentos puntuales me faltó algo de suerte, mejores nervios, mejor manejo del tiempo probablemente.

Noto que quiere decirme más, le palpo cierto resentimiento, me parece...

—A ver, a nivel de apoyo, sí tuve un cierto apoyo pero si lo comparas con los mejores del mundo, muchos de ellos son ídolos en sus países y les han llevado entre algodones; yo mientras tanto, en uno de mis mejores momentos de mi carrera, gasté años y un dineral en abogados en defenderme de una acusación ridícula de Hacienda que a la postre desembocó en mi salida del país.

¿Se plantea tarde o temprano regresar a Menorca o a España a vivir?

—No resido en España, con eso es suficiente. No, nunca volveré a vivir en España después de que intentaron estafarme.

¿Le marcaron a nivel personal estos problemas con el Estado español?

—Mira, realmente, no tomo los ‘fracasos’ o las dificultades como algo necesariamente malo. Son oportunidades para mejorar y para ver qué tan fuerte y preparado estás.

Nos está hablando en pasado, ¿quizás haber tocado la cima ha contribuido negativamente a que la motivación ahora ya no sea la misma?

—No creo que haya tocado la cima en el ajedrez, digamos que he estado relativamente cerca. Tampoco pienso que tenga que ver tanto con eso pero uno se cansa de viajar, de luchar y quieres hacer cosas diferentes.

La última, a los muchos jóvenes de la Isla que suben muy fuertes, ¿qué consejo les daría a partir de su experiencia?

—O eres muy bueno y muy rápido, o dedícate a otra cosa a nivel profesional; ese sería mi consejo.