Turistas en el centro de Maó el jueves por la mañana, cuando no hacia sol | MANOLO BARRO

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La DANA   paralizó el jueves, a partir de mediodía, la actividad en toda la Isla, causando un gran número de incidencias. Unas horas antes, pero, con un sol radiante, Maó estaba a rebosar de vecinos y visitantes que habían amanecido con el cielo gris y algunas gotas. Decidieron ir a la ciudad del levante insular, ya que el día no invitaba a ir a la playa.   Todo esto, en el puente de agosto, momento en el cual la presión humana suele alcanzar máximos anuales. El mismo día de 2023    había sobre Menorca 223.723 personas. Aún no se tienen los datos de presión humana de este verano, ¿pero qué opinan los propios  turistas de ello?

Masificación para el turismo

La difusión ‘boca a boca’, además de la belleza de la Isla, es el principal motivo de los viajantes primerizos que se encontraban por las calles. Otros, ya habían visitado antes la Isla. Todos, pero, coinciden en que Menorca está masificada.

«Solo si se sabe buscar bien, se encuentran sitios tranquilos», explicaba una familia parisina que bajaba Sa Costa de sa Plaça. Recomendados por sus amigos como «un sitio perfecto para ir en familia», era la primera vez que venían a Menorca. Esta misma había sido la motivación de una pareja holandesa con dos hijos pequeños: «Hemos venido porque las islas Balears son conocidas por ser un buen entorno para ir con niños». Afirmaban no llevar mucho tiempo en Menorca, pero sí haber notado muchos coches en la carretera y mucha gente en la playa.

Los turistas consultados aprecian una mayor masificación | Manolo Barro

Ambas familias, además, se sorprendían por los precios de la hostelería, muy parejos a los que están acostumbrados en sus países origen.

«Hay más oferta elitista y la gente no consume tanto», concretaba un grupo de marselleses, llegados a Menorca en barco privado. No es la primera vez que están en la Isla. Enfatizan que, comparado con otros años, de antes, durante y después de la covid, la gente se concentra más en los núcleos turísticos y en las playas, no tanto en los pueblos y en sus restaurantes.

Eso mismo señalan unos veraneantes madrileños que llevan 25 años viajando sin falta a la Isla. Reproducen exactamente lo que explican franceses y holandeses, que hay mucha masificación humana en las calas y playas, pero añaden un matiz: «Han cambiado los hábitos de consumo de los viajantes». Explican que años atrás no podían sentarse a cenar en el centro de Maó y ahora lo hacen con mucha más facilidad. Ellos lo tienen claro, apuntan a un encarecimiento de la hostelería: «Pagas más el servicio y el sitio en el cual estás, que no tanto el producto que recibes. Comparado con los precios y cantidades de Madrid, el precio es desorbitado».

El tren turístico, por el centro de la ciudad | Manolo Barro

El alojamiento también es clave, sobre todo para un grupo de jóvenes catalanes: «No nos podíamos permitir pagar 300 euros en un hotel y hemos decidido ir de mochileros». Ellos ya sabían lo que se iban a encontrar, en cuanto a masificación se refiere, lo habían visto por redes sociales, al igual que las recientes manifestaciones en contra del turismo. ¿Quién faltaba hoy por la mañana en el centro de Maó? Los turistas ingleses. Aunque sí que se siguen viendo, como es el caso de una pareja de Liverpool que pasa sus primeras vacaciones en Menorca, los comerciantes los echan de menos. «Antes el turista que más venía a comprar era el inglés», explican en una de las tiendas de Sa Plaça des Mercat. En cambio, según una de las carnicerías la misma zona comercial, son los franceses los que más compran. A la espera de los datos estadísticos, el turismo se mantiene, los hábitos cambian.

El apunte

«Hay más oferta elitista y no hay tanta gente que consuma»

Tres familias francesas, de Marsella han recorrido el Mediterráneo con la misma cantidad de barcos privados y uno de sus destinos, además de la Costa Brava, ha sido Menorca. Explican que es un viaje que ya habían hecho con anterioridad. Han estado en la Isla varias veces; antes, durante y después de la pandemia de la covid-19 y comparan su experiencia con la de otros años. La presión humana la notan en en esta ocasión en playas y zonas especialmente turísticas, no tanto en el centro de los pueblos y ciudades, como sí que lo habían notado años atrás. Así mismo, apuntan a un cambio de rumbo en la oferta hostelera, según ellos «más elitista». Como consecuencia de esto, «con precios menos asequibles para los turistas», creen que ese es el motivo por el cual se ve a menos gente en, por ejemplo, los restaurantes de la Isla.