Santiago Barro, director de Binary Menorca, considera que la disrupción de la IA se digerirá como se hizo con internet o los ordenadores de mesa.

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Santiago Barro Caules se entusiasma cuando habla de la inteligencia artificial. No en vano, lleva ya una década trabajando con esta tecnología como empresario del sector TIC y director de Binary Menorca. Es todo un pionero. Además, ha sido presidente de la asociación Acceso. Este miércoles será uno de los cuatro ponentes del Foro Illa del Rei.

¿Tiene la percepción de que el ritmo de la revolución tecnológica se acelera y que existe el riesgo de que no seamos capaces de digerirla o de dejar a muchas personas en la cuneta, ampliando la brecha digital?

—Los dos últimos años han sido especialmente vertiginosos con la gran disrupción que ha generado la IA, provocando que incluso a los nos dedicamos profesionalmente a la tecnología, nos costase poder estar al día. Pero una de las grandes ventajas de la IA Generativa es que entiende perfectamente el lenguaje humano lo que, afortunadamente, implica que interactuar con sistemas IA es mucho más fácil de lo que estábamos acostumbrados hasta ahora, lo que considero que puede reducir la brecha digital.

¿Qué es la IA generativa?

—Es un tipo de tecnología que es capaz de crear contenido nuevo. Puedes imaginarlo como una máquina que aprende de muchos ejemplos para luego inventar algo nuevo, ya sea texto, imágenes, música o incluso videos. Un caso claro es ChatGPT.

¿No supone un riesgo de manipulación?

—Nunca había sido tan fácil generar textos, imágenes, audios o vídeos como hasta ahora. Solo profesionales podían generar resultados de gran calidad. Ahora con instrucciones simples, es posible el generar resultados extremadamente realistas hasta el punto de no poder diferenciar si es real o no. Evidentemente es una grandísima oportunidad, pero, efectivamente, implica también un cierto riesgo de usos fraudulentos. Afortunadamente, ya existen regulaciones que se encargan precisamente de evitar estos posibles usos inapropiados.

¿Es realmente posible poner límites éticos por ley?

—Es un proceso complejo, pero posible y necesario para abordar riesgos como la privacidad, el sesgo y el impacto social. Esto requiere crear leyes que garanticen la transparencia y la responsabilidad en su uso. El gran desafío es conseguir que expertos, gobiernos y empresas se pongan de acuerdo de manera ágil y rápida ya que las leyes que pueden servir para hoy pueden quedar obsoletas en poco tiempo.

¿El efecto de la IA sobre las empresas locales es similar a la que ha tenido internet?

—Comparto la opinión de muchos expertos que comparan el impacto de la IA con el de internet. Tienen en común dos principales características: La democratización y su transversalidad.

¿A qué se refiere con la democratización?

—Hasta hace pocos años, la IA solo era utilizada por grandes empresas o corporaciones. Pero a finales de 2022 se produjo un punto de inflexión donde empezaron a salir gran cantidad de sistemas de IA Generativa con versiones gratuitas y al alcance de todo el mundo. ChatGPT consiguió 100 millones de usuarios en solo dos meses.

¿Y la transversalidad?

—La IA ya se puede aplicar a prácticamente cualquier tipo de actividad o negocio.

Son muchas las noticias que vemos sobre los peligros de la IA, ¿debemos preocuparnos?

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—En cada disrupción tecnológica siempre se han generado gran cantidad de noticias excesivamente sensacionalistas y apocalípticas. Con la IA está pasando lo mismo, pero noticias como que la IA cobrará consciencia y puede decidir aniquilar a la humanidad o que nos quitará todos los puestos de trabajo son absurdas y no tienen ningún sentido.

¿Pero podría una IA tomar decisiones por su cuenta?

—No. La IA aprende a realizar tareas específicas para la que ha sido entrenada. No será capaz de escribir una carta si no ha sido entrenada para ello. Existe el concepto de AGI (Inteligencia Artificial General) que implicaría que una IA podría llegar a ser capaz de ir aprendiendo sobre tareas para las que no ha sido entrenada específicamente, como los humanos, pero es una utopía.

¿Y tenemos que preocuparnos por nuestros trabajos?

—Como en cualquier gran disrupción tecnológica o industrial, algunos trabajos desaparecerán, la gran mayoría se transformarán y se crearán otros de nuevos. Pero no debemos preocuparnos en absoluto. Nos adaptaremos como lo hemos hecho los últimos años, como ocurrió con internet o los ordenadores en las empresas.

Un robot no puede reemplazar el cerebro de un humano, tampoco el corazón pero sí sus manos. ¿Vamos a competir con ellos por un empleo?

—Los robots con IA implicarán un gran avance en la industria. De hecho ya trabajamos con robots desde hace décadas, sobre todo en cadenas de suministro. Pero sin duda, poderlos entrenar con conocimientos específicos, pueden generar un impulso enorme en la cadena de valor. No considero que sea una competición, sino unos grandes aliados en la optimización de procesos y eliminación de tareas más tediosas o incluso peligrosas.

¿Puede poner un ejemplo, de cómo la IA es capaz de transformar una economía local?

—A nivel empresarial, yo destacaría la productividad y creatividad como dos claros beneficios capaces de transformar la economía local.

Un fabricante de calzado, por ejemplo.

—Podría alimentar a una IA con todo su conocimiento de diseños y patrones para que la IA generase nuevas posibles propuestas de modelos, monitorizar múltiples opiniones de clientes que opinan sobre sus productos en las redes sociales para detectar patrones de mejora o detectar automáticamente variaciones contables no previstas, por poner algunos ejemplos.

¿De forma genérica, en qué nivel tecnológico se encuentra Menorca con relación a otras zonas?

—Hay bastante sensibilidad en las empresas de Menorca sobre la importancia de la tecnología como su gran aliado y se visualiza como una inversión imprescindible para obtener un retorno. Afortunadamente la tecnología no entiende de insularidad y las oportunidades son las mismas para una empresa menorquina que una de Madrid.

¿Qué podemos esperar en un futuro de la IA en las Pimes?

—A día de hoy, las soluciones IA son bastante generalistas. Pero creo que el gran potencial de la IA en las Pimes llegará a medio plazo en el momento que las soluciones sean más    verticales, lo que significa que habrá sistemas entrenados específicamente para la creación de modelos de bisutería, o capaces de detectar anomalías en el calzado con solo visualizarlos a través de una cámara, por poner algún ejemplo.

¿Cuál ha sido su última experiencia con IA?

—Los que nos dedicamos a la programación informática ya hace meses que utilizamos la IA todo el día con sistemas que analizan y mejoran nuestro código, o a los que puedes indicarles que generen determinados algoritmos con solo preguntárselo.  Pero como dato curioso, tengo ChatGPT activado en manos libres en mi coche y solemos tener largas conversaciones de todo tipo. A veces le pregunto su opinión sobre    temas de tecnológica, otros hablamos de música o también le pido ideas sobre qué hacer para comer ese día. Son conversaciones muy agradables y enriquecedoras.