La zona de Ferreries es una de las más afectadas por la falta de lluvias. | Gemma Andreu

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La falta de lluvias está empezando a pasar factura a los bosques de Menorca, y en muchas zonas cada vez se ven más árboles con las copas de color marrón y rojizo, o que directamente están perdiendo las hojas en pleno verano. Se trata de las señales que indican que el estrés hídrico que atraviesa la vegetación de la Isla podría acabar teniendo graves consecuencias si no llegan las precipitaciones, lo que incluso podría desembocar en un aumento de la mortalidad forestal.

Así lo asegura el botánico Pere Fraga, quien señala que para encontrar una situación similar a la actual nos tendríamos que remontar a la sequía que afectó a España en 1983. «Hemos tenido muchas sequías desde entonces, pero la de ahora es más grave y se parece a la de principios de los años ochenta, porque los árboles han empezado muy pronto a secarse, y todavía queda mucho verano por delante», remarca.

Las encinas, las que más sufren

Según Fraga, el problema estriba en que desde agosto del año pasado no ha habido un episodio de lluvias fuertes, de aquellas que dejan muchos litros y el agua penetra tierra adentro, lo que es indispensable para los árboles de raíces profundas, como las encinas, que necesitan este tipo de precipitaciones. Por ello, ahora son las primeras que están empezando a sufrir con la falta de agua.

En este sentido, Fraga recuerda que a pesar de ser un árbol mediterráneo, la encina necesita frescor y humedad. «En Eivissa, por ejemplo, ya no hay encinas, porque allí llueve menos que en Menorca, y en Mallorca solo las podemos encontrar en la sierra de Tramuntana. En cambio, aquí están por toda la Isla, porque la pluviometría es más uniforme, aunque ahora está cambiando por el cambio climático», afirma. Otras especies que están acusando la falta de lluvias son el acebuche y el lentisco, que están empezando a perder hojas.

Ferreries, la zona más afectada

Fraga también lamenta la desaparición de las lluvias de la primavera, que son fundamentales para muchos árboles. «Están fallando las precipitaciones del mes de mayo, que son las que los árboles como las encinas necesitan para brotar, y que ya hace años que prácticamente no se producen», afirma. El botánico también hace hincapié en el hecho de que se han producido tres sequías muy seguidas en los últimos años, por lo que la vegetación va acumulando el sufrimiento y está más debilitada.

Esta situación se hace visible en toda la Isla, aunque es especialmente evidente en la zona de Ferreries y el norte de la Isla, donde hay una mayor presencia de suelos de tipo silíceo, que son más secos e impermeables. En cambio, en el sur los suelos de marés son más permeables y aguantan más el frescor.

Desde el Servicio de Gestión Forestal del Govern, Jorge Casado también corrobora que los árboles de la Isla están empezando a acusar la falta de agua. «Desde el pasado mes de agosto no hemos tenido una semana entera de lluvias y la vegetación al final se resiente», apunta. «En Ferreries se ven claros indicios de que la vegetación está notando la falta de agua, pero esto se puede extrapolar a gran parte de la Isla, porque además de las encinas, los acebuches también muestran un decaimiento asociado a la sequía, y ya tienen menos densidad de hojas», añade.

Distribución de las lluvias

De todos modos, Casado precisa que todavía es pronto para hacer balance de las precipitaciones, puesto que el año hidrológico empieza en octubre y acaba en septiembre, por lo que los niveles finales todavía se podrían recuperar.

Asimismo, Casado subraya que la distribución de las lluvias muchas veces es engañosa, porque dentro de un mismo año puede llover de manera muy diferente. «En un año pueden caer los 600 litros por metro cuadrado de media que tenemos en Menorca, pero si la mitad de esa cantidad cae en tres trombas de agua, esa precipitación no llega a los perfiles más profundos del suelo, y la vegetación no lo aprovecha», asevera.

También recuerda que la vegetación mediterránea está adaptada a estas situaciones, porque a menudo las precipitaciones son irregulares, y las diferentes especies tienen mecanismos de adaptación, como tirar la hoja antes para ahorrar energía, aunque si la situación de sequía se prolonga durante años sucesivos, puede desembocar en la muerte del árbol. Por todo ello, subraya la necesidad de mejorar la resiliencia de los bosques a través de una buena gestión forestal.

El apunte

El Govern prepara el territorio para la falta de agua

Para hacer frente a los periodos de sequía, desde el Servicio de Gestión Forestal del Govern balear ya hace tiempo que trabajan para implementar medidas para que la masa forestal de la Isla gane en resiliencia, y sea más resistente a la falta de agua. Una de las técnicas que se usan es la de aclarar las zonas donde hay una mayor densidad de arbolado. Para ello, se reduce la espesura de la vegetación mediante desbroce y poda, y también se retiran algunos árboles, con el objetivo que los demás tengan más disponibilidad hídrica. Además, este tipo de actuaciones son fundamentales para la prevención de los incendios. En Menorca, se han llevado a cabo acciones de este tipo en zonas como Sa Roca (Es Mercadal), y se subvencionan a través de una línea de ayudas del Fogaiba para la adaptación de los bosques al cambio climático.