Vídeo grabado estos días frente a la central de Maó

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La central eléctrica del puerto de Maó ha captado la atención de los vecinos estos días debido a la reactivación de los motores diésel, lo que ha provocado la emisión de humo negro desde la chimenea. Esta reactivación, que se produce ocho meses después, se debe al aumento de la demanda eléctrica en verano. Estos motores, instalados en 1991 y que cumplieron su vida útil en 2016, son los más antiguos y contaminantes de la central.

A pesar de que en julio de 2022 se eliminó el uso de fueloil y se cambió a gasoil, estos motores diésel no cuentan con el sistema de reducción de contaminantes que sí tienen las cinco turbinas de gas, un sistema que fue instalado en enero de 2020 para cumplir con la directiva europea de reducción de emisiones.

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El cambio de combustible ha permitido que la central térmica, bajo las órdenes de Red Eléctrica, pueda utilizar los motores diésel más contaminantes por más tiempo. Inicialmente, el Govern había limitado el uso de estos motores a 500 horas anuales cada uno, pero Endesa logró que esta limitación se ampliara a 1.500 horas anuales por motor al cambiar de fueloil a gasoil.

En los primeros seis meses del año, la central no había utilizado estos motores diésel, acumulando así 4.500 horas disponibles entre los tres motores. Según datos del año pasado, se estima que el uso de estos motores se extenderá por unos dos meses, desde julio hasta septiembre. Antes de 2022, los motores más antiguos no solo operaban sin restricciones, sino que representaban más del 60% de la producción de la central. En 2023, estos motores generaron menos del 11% de la producción total, aunque su capacidad conjunta representa solo el 15% de la potencia instalada en la central.

La situación ha generado preocupación entre los vecinos debido al aumento de emisiones contaminantes en la época de mayor actividad del año, recordando la problemática que el humo negro ha causado en años anteriores.