El cónsul general de Cuba en Barcelona estuvo en Menorca el pasado jueves. Visito la fábrica de calzado Pons Quintana, las Bodegas Binifadet y la finca de Binillubet, donde se interesó por la producción de queso.  | :CONSULADO DE CUBA EN BARCELONA

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A pesar de que hoy en día las relaciones comerciales entre Menorca y Cuba no son tan intensas como lo fueron durante el siglo XIX, cuando prácticamente todo el calzado menorquín se exportaba a la isla caribeña, el cónsul general de Cuba en Barcelona, Alejandro Castro, ha visitado recientemente la Isla con el objetivo de recuperar los lazos comerciales entres los dos territorios.

Para ello, durante su visita, el cónsul se reunió con varios empresarios locales, con los cuales exploró la manera de incrementar la presencia de productos menorquines en el mercado cubano. También se interesó por diversas empresas de la Isla, con el fin de conocer de primera mano su funcionamiento y «estudiar la posibilidad de adaptar las experiencias empresariales menorquinas a Cuba, un escenario diferente pero también con muchas similitudes». «Menorca se parece mucho a Cuba, es una isla y además tiene el mismo verde nuestro», asegura Castro.

Amplio programa de visitas

La visita del cónsul empezó en la fábrica de Pons Quintana en Alaior, donde el director de operaciones de la firma, Santi Pons-Quintana, le mostró las instalaciones, mientras intercambiaban pareceres sobre la posibilidad de exportar calzado a Cuba, aunque desde la empresa aseguran que esta posibilidad de momento no entra en sus planes. Castro también invitó a los responsables de Pons Quintana a asistir a una feria comercial en la isla caribeña el próximo mes de septiembre.

Además del interés mostrado por la industria del calzado, durante su visita a la Isla Castro se fijó especialmente en el campo menorquín y en el sector agroalimentario, para lo cual se desplazó hasta la finca de Binillubet, que pudo conocer de la mano de los responsables de la explotación y de Sa Cooperativa del Camp.

En este caso, el cónsul tomó buena nota de la manera de funcionar de este negocio familiar, un modelo que desde el Gobierno cubano se considera «muy interesante», así como del proceso de elaboración del queso DO Mahón-Menorca. «Ya me han llamado desde instituciones importantes nuestras para evaluar la posibilidad de exportar queso menorquín a Cuba», explica Castro con relación al producto estrella del campo de Menorca, y añade que su interés es que «las empresas de la esfera agroalimentaria puedan invertir y producir en Cuba, e incluso exportar desde allí».

Durante su estancia en Menorca, Castro también visitó las Bodegas Binifadet, de las cuales alabó la «frescura y suavidad» de sus vinos. «Hacen vinos blancos y rosados muy refrescantes, que encajarían muy bien en Cuba, puesto que allí vivimos en un eterno verano, y por ello incluso estuvimos analizando las posibilidades de producirlo en mi país», apunta.

El periplo de Castro por la Isla también incluyó una visita a la empresa de empanadas Doña Queta, propiedad de un empresario cubano afincado en la Isla, que es el que ha facilitado los contactos.

Inversiones en Cuba

Sobre el objetivo de su primera visita a Menorca desde que fue designado como cónsul general de Cuba en Barcelona, con jurisdicción sobre las Illes Balears, Castro explica que en esta ocasión se ha centrado en «ampliar las relaciones comerciales y explorar las posibilidades de inversión en Cuba».

«Allí tenemos un gran potencial y a los empresarios menorquines les he hablado de la Zona de Desarrollo Especial Mariel, un terreno preparado para llegar y montar, y un mundo entero de posibilidades», enfatiza.

Además, desde el Gobierno cubano en estos momentos se está trabajando para dar encaje al sector privado y a los negocios familiares en una economía de carácter estatal. «Me he quedado impresionado con los negocios familiares de Menorca, que son muy pequeños, pero tienen una producción muy importante, y esto a nosotros nos puede servir mucho», destaca.   

Asimismo, desde el consulado general de Barcelona también dedican esfuerzos a fomentar las importaciones españolas de productos cubanos, para lo cual presentaron a los empresarios menorquines su catálogo de productos y de servicios profesionales.

Por todo ello, Castro afirma que su objetivo ahora es organizar una misión comercial «para que los empresarios menorquines se sienten con los cubanos», y también anuncia para más adelante una visita a la Isla de carácter oficial.   

El apunte

Cuando todo el calzado menorquín se exportaba a la isla caribeña

egún el historiador Miquel Àngel Casasnovas, las relaciones entre Menorca y Cuba fueron especialmente intensas durante el siglo XIX, cuando el calzado que se fabricaba en la Isla tenía a Cuba como principal y prácticamente único mercado.

La relación entre los dos territorios, empezó en la primera mitad del siglo, cuando muchos menorquines emigraron a la isla caribeña, lo que facilitó la exportación del calzado y contribuyó al gran desarrollo de esta industria menorquina.

El éxito fue posible, explica Casasnovas, gracias a que las empresas de la Isla se especializaron en un tipo de calzado de una calidad media-alta, que iba destinado a una burguesía cubana que tenía un elevado poder adquisitivo, incluso superior al de muchas regiones españolas.

Durante el siglo XX, el calzado menorquín se fue abriendo a otros mercados, y la relación entre las dos islas bajó mucho, aunque nunca se ha llegado a romper del todo. Por todo ello, hoy en día son muchos los cubanos que tienen ascendencia menorquina.